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Konishev se desquita en la etapa calabresa

Carlos Arribas

El llegador del Jolly Endrio Leoni culpó el miércoles a su compañero Dmitri Konishev de hacerle perder la llegada a Marcianise. Ayer, el individualista ruso se desquitó de las acusaciones venciendo de forma casi incontenible en la dura llegada a Terme Luigiane. El Giro continúa dominado por un calor veraniego que ayuda a que en estas largas etapas sureñas los corredores se lo tomen con calma hasta que huelen la meta. Franco Chioccioli (GB-MG), de todas formas, no desapl7ovechó una de las cuestas para lanzar un petardo. Miguel Induráin sigue cuarto y ayer viajó más cómodo que nunca, casi despreocupado.

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Desde el nivel del mar se subía, por una carretera ancha y en poco más de un kilómetro, hasta los 150 metros. Una corta subida, que fue lo único que esperaban los corredores para montar su número. Hasta entonces, se había corrido despacio, los corredores espantándose las moscas, casi. Alguno se desperezaba y lanzaba un pequeño ataque, aprovechando alguno de los incontables premios menores diseminados por el recorrido. Otros se daban a la bebida.Induráin hizo de abstemio. "Había que dosificarse y tener cuidado con el líquido. Con este calor te entran muchas ganas de beber y algunos, como Sierra o Hampsten, han pagado al final los litros que han engullido", explicó después el navarro.

A falta de ocho kilómetros, y acariciados los ciclistas por la tenue brisa marina, la cosa se animó. En un descenso saltaron tres hombres fuertes: Flavio Giupponni (Mercatone Uno), Stefano della Santa (Mapei) y Konyshev. Malas noticias para Fondriest (Lampre). Había soñado con la llegada. Era un traje a su medida. Hasta entonces habían controlado sus hombres y los del líder, otro con condiciones para el final. Pero este trío no eran unos cualquieras y les sorprendieron. Giupponni, por ejemplo, se entrena bajo los consejos del doctor Ferrari, el mismo de Rominger, y quiere quitarse la etiqueta de promesa fracasada. Della Santa ya mostró su capacidad en la pasada Vuelta a Valencia. Konyshev, nacido en Gorki hace 27 años y residente junto al lago de Garda, es el hombre de clase. El ciclista bien dotado pero poco amigo del entrenamiento. El corredor que asegura unos cuantos golpes al año -dos veces medalla de bronce en el Mundial y ganador de tres etapas en el Tour- pero al que no se puede pedir regularidad.

Lucha en el cuarteto

La lucha fue cuádruple. Por un lado los tres escapados, cada uno contra los otros; por otro, los tres contra el pelotón. Su ventaja no llegó nunca a alcanzar el medio minuto. Detrás, el pelotón se estiró en las rampas, los más fuertes oliendo la rueda de Fondriest. Delante cada uno confiaba en sus fuerzas. Lo dieron todo y ganó el más inteligente.,

Giupporini se desfondó el primero. Los últimos 800 metros le midieron dos kilómetros. Fueron interminables. Della Santa parecía el más fuerte. "Yo seguía la rueda de Della Santa porque iba bien. Sabía que llegaríamos", explicó Konyshev. "Luego, a falta de 200 metros busqué reservas en mi interior y dejé saltar mi punta de velocidad". Por detrás, Fondriest maldijo. Lanzó un sprint potentísimo, llegó a pillar a Giupponni, pero no le superó. El brillante ruso justificó, así, su tormentoso fichaje por el Jolly. Hasta hace apenas dos meses no figuraba inscrito en ningún equipo, ya que había firmado a la vez por dos conjuntos: el TVM y el Jolly. Al final los italianos soltaron dinero a los holandeses y todo arreglado.

La película continuó, después de la etapa. Induráin había decidido ejercer de detective para encontrar al tipo que pinchaba sus ruedas. Todo ocurría cuando el ciclista español dejaba su bicicleta para atender las entrevistas con la prensa. Los pinchazos eran inevitables. Induráin decidió cazar al pícaro. Con un ojo en el entrevistador y otro en la bicicleta, esperó la llegada del maniaco de los tubulares. El gamberro también se guió por la costumbre: se dirigió a la bicicleta de Induráin y pinchó sus ruedas. El corredor le vió y le enganchó. Su sorpresa aumentó al comprobar que, se trataba de un tal Francesco Saldi, presentador de un programa satírico en el Canal 5, una de las televisiones privadas dé Silvio Berlusconi.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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