Balladur reorienta su política económica para luchar contra el paro

El Gobierno francés acordó ayer una primera inflexión en la política económica presentada el pasado 10 de mayo. El primer ministro, Edouard Balladur, ha decidido que la prioridad ahora debe ser el empleo y relanzar la actividad económica, aunque para ello tengan que aumentar el endeudamiento del Estado en una cantidad aún no precisada.

Los ministros económicos han considerado favorable el momento por la baja de intereses y estabilidad de precios, al tiempo que estiman muy difícil poder concretar las privatizaciones.El endeudamiento podría aumentar en una cantidad de entre 40.000 y 60.000 millones de francos (más de un billón de pesetas), según cifras sin confirmación oficial que se manejaban en la tarde de ayer y que deberán ser ratificadas hoy. Edmond Alphandéry, ministro de Economía de Francia anunció anoche que la cifra se situaría en 40.000 millones de francos, según France Press. Dicha cantidad podría tomar forma de crédito puente hasta que se concreten las privatizaciones anunciadas.

La lucha contra el paro que ha decidido acometer Balladur pasa por aumentar el llamado "tratamiento social" del mismo. En concreto, destinarán 2.000 millones de francos suplementarios (unos 46.000 millones de pesetas) sobre los 7.000 previstos para fomentar los contratos de empleo-solidaridad, contratos ligados a trabajos eventuales pagados por las distintas administraciones y que la actual coalición de centro-derecha había criticado, calificándolos de "oculta-miseria", de "paro encubierto" o de "fomentar el enquistamiento del paro" cuando eran los socialistas quienes creaban dichos contratos. Éstos volverán a afectar a 600.000 personas cuando Balladur aspiraba a reducirlos a 450.000 ya en 1993.

Pero no es ésta la única medida propuesta por el gobierno Balladur y que es idéntica a las de los gobiernos de Pierre Bérégovoy. El ministro del Trabajo, Michel Giraud, quiere disminuir las cargas sociales que pesan sobre el empleo si se favorece el contratar jóvenes recién salidos de la escuela y sin cualificación alguna. También se quieren privilegiar los contratos de trabajo a tiempo parcial, que tienen también un menor coste social y pueden evitar la progresión de la oleada de despidos. Ambas medidas ya habían sido puestas en práctica, con algunas pequeñas variantes, como la duración de los contratos y porcentajes libres de impuestos, por Martine Aubry, la ministro de Trabajo socialista y estudiadas por el gobierno de Edith Cresson.

La otra vía para insuflarle vida a la actividad económica pasa por aumentar los 1.300 millones destinados a relanzar los también muy criticados grandes trabajos. Los 10.000 millones de francos que hay que gastarse para poner en pie un tren de alta velocidad (TGV) entre Lyon y Turín vuelven a estar entre los objetivos del Gobierno.

El Ejecutivo francés, que cuenta con el apoyo de la patronal CPNF, espera que los franceses suscriban el papel del Estado que emitirán para hacer frente al nuevo endeudamiento sin que eso signifique una reducción del consumo. Para lograrlo, Balladur pretende recortar el atractivo que ofrecían las cuentas SICAV (que benefician el ahorro popular al sumar una desgravación fiscal a los intereses cuando la aportación no supera un límite).