Aznar y González confían en desempatar en TV

Seis millones de votantes tienen en su mano decidir quién será el inquilino de La Moncloa. Se trata de los indecisos. Treinta y tres jornadas de campana preelectoral no han servido para disipar sus dudas. La inclusión del ex juez Baltasar Garzón en las listas M PSOE, la devaluación de la peseta o el incremento de¡ paro también han sido engullidos por el electorado sin aparente influencia en su intención de voto. Ahora, los comités electorales del PSOE y del PP confían en una baza que creen decisiva: los debates cara a cara en televisión. José María Aznar se concentrará desde esta tarde con sus expertos para preparar el primer asalto de mañana por la noche. Los socialistas están seguros de que, por fin, los ciudadanos van a comprobar la solvencia de su líder frente al aspirante.

El 13 de mayo le estallaron al PSOE en plena precampaña los, tres datos que aparentemente tendrían gran influencia sobre el electorado: la peseta se devaluó un 8%, la cifra de parados creció hasta 3,3 millones y el IPC subió el 0,4%. Pasaron sólo cinco días de ese jueves negro y los analistas de opinión pública detectaron que, a, partir del pasado día 19, los electores apenas se sentían ya influidos por esos nuevos golpes para la economía española. "Ese tipo de noticias acaban cayendo como en un colchón" aseguran expertos en sondeos y encuestas.Los comités electorales del PSOE, y del PP están convencidos de que no deben variar su estrategia. Así, los socialistas, bajo el lema Vota futuro, vota PSOE, aseguran que insistirán en sus cuatro puntos básicos de campaña: dos en su favor -el cartel de González por encima del partido y las realizaciones de sus gobiernos- y dos contra sus opositores -la identificación del triunfo de Aznar con la idea del retroceso y la escasez de ofertas concretas en el discurso de los populares. Por tanto, concluyen, sólo el PSOE garantiza la salida de la crisis.

El PP, con la consigna de Por un gobierno para todos, ahora, también se muestra convencido de haber elegido una buena línea de campaña: los conceptos de corrupción, despilfarro y paro son sinónimos de gobierno socialista, mientras Aznar supone la puerta a la regeneración. Es decir, aseguran, la superación de la crisis pasa por el cambio de inquilino en La Moncloa.

Después de un mes largo de campana electoral de hecho, estos mensajes han influido hasta ahora escasamente en la intención de voto, y el empate se mantiene. Alrededor del 20% de los 30,3 millones de electores se muestran absolutamente indecisos sobre el partido al que votarán. Los porcentajes de indecisión son más elevados en comunidades como Cataluña y País Vasco (muy por encima del 20%), y por debajo del 20% en Andalucía o Madrid.

Los debates televisivos registrados hasta ahora sí parecen haber tenido una ligera influencia en las tendencias. Según los sondeos realizados en las últimas semanas, los dirigentes del PP participantes en los debates han conseguido unos efectos ligeramente más positivos que los socialistas porque resultan, dicen, más convincentes.

El 'punto flaco' de Aznar

El punto flaco del PP sigue estando en su líder. González continúa siendo el dirigente más valorado de forma indiscutible, a bastante distancia de Aznar (5,6 sobre 5,1 como media sobre una puntuación de 1 a 10), aunque el candidato popular ha recortado distancias. Esa desventaja de José María Aznar es lo que convierte el cara a cara de mañana en un reto de crucial trascendencia para los populares.La campaña entrará con ese combate en su zona más álgida. El índice de expectación -se espera que unos cinco millones de personas sigan los debates Aznar-González por televisión- -es un reflejo de la participación prevista el próximo día 6 de junio: más de un 80% de los electores acudirán a las urnas, un porcentaje nunca alcanzado en las consultas electorales celebradas desde 1977.