Induráin comienza su batalla particular en Italia
Miguel Induráin (Banesto), el mejor ciclista del mundo, comienza hoy su carrera para igualar la temporada pasada. El Giro será la primera prueba que afronte en serio en su camino hacia el Tour. Las circunstancias han querido que el ciclista navarro no pueda plantearse la carrera italiana como un paso más en su puesta en forma. La victoria lograda el año pasado le obliga a intentar ya, el primer día, el asalto a la maglia rosa. El segundo sector en la isla de Elba, una contrarreloj de nueve kilómetros, le viene como anillo al dedo para dar el primer golpe en su lucha en terreno ajeno.
Los sprinters han huido. Ninguno de los grandes quiere participar en este Giro: ven muy pocas etapas que les convengan para ganar. No se prevén recorridos que terminen en Regada masiva. Este dato espanta a los oportunistas de las victorias y preocupa a los que piensan en el tritinfo final La batalla puede aparecer en cualquier momento y romper los esquemas previos. Los cuadernos de ruta escritos señalan que las primeras etapas, la media montaña de los Abruzos , pueden servir para que hombres fuertes como Moreno Argentín (Mecair) y Maurizio Fondriest (Lampre) se pongan las botas. También avisan de que Gianni Bugno (Gatorade) y Claudio Chiappucci (Carrera), los dos principales rivales de Induráin, pueden escoger esta zona para tender sus celadas. Ideal para el propósito serán la tercera y cuarta etapas. En la tercera está colocada la primera llegada en alto, la subida a Scanno; en la siguiente se habrán de superar cinco puertos de mediano calado."Induráin no ha podido ir más tranquilo en su preparación por dos factores que no se encontró el año pasado", reflexiona su director, José Miguel Echávarri. "Ha sido asqueroso por eso: la exigencia y el miedo. La gente quiere que gane todo, y cuando no lo consigue, o ni siquiera lo intenta, tiene miedo de que las cosas no vayan bien". Pero tranquilos Aunque a Echávarri le encante desgranar los lados negativos.
Como el factor campo. "El ciclismo actual es una lucha Italia-España, y el Giro se corre en terreno italiano. En el Tour nos veremos en terreno neutral" dice Echávarri. Un factor con el que juegan Chiappucci y Bugno, y también Franco Chioccioli (GBMG) y su compañero Franco Vona, o Massimiliano Lelli (Ariostea). "Hay interés porque no gane Miguel, pero ellos no saben que Induráin se puede permitir ese lujo, no ganar, y ellos no", comenta el técnico de Induráin. Jugar en terreno ajeno significa que el navarro se va a encontrar con un recorrido que cosquillas.Por ejemplo, se ha reducido el número de kilómetros contrarreloj, él terreno en el que Induráin cimentó su éxito en la pasada edición, en la que se corrieron de forma individual 114 kilómetros. Este año serán 92, divididos en tres tramos: uno, el primer día, de nueve kilómetros; otro, la l0ª etapa, de 28, y el plato fuerte, la antepenúltima jornada: 55, kilómetros mixtos, con final en montaña.
Miedo a Sestriere
La elección de la estación alpina de Sestriere, cerca de la frontera con Francia, ha dado vigor psicológico a Chiappucci. Allí firmó el diablo italiano un documento histórico el pasado Tour. Allí sufrió una pájara Induráin. Pero en la cronoescalada no se habrán recorrido antes 200 kilómetros erizados de puertos. Simplemente 37 kilómetros en suave subida. Para ese día clave, que todos han marcado en su agenda, las fábricas de bicicletas trabajan a pleno rendimiento. Bugno prepara un artefacto con un coeficiente aerodinámico mínimo; Chiappucci, el cuadro más ligero, e Induráin se conformará con algo más normal, después de desechar un proyecto de cuadro con geometría variable.
Si la primera semana será la de la búsqueda de posiciones, la segunda, que incluye un día de descanso, será la típica de transición, la del asentamiento y las sorpresas. Y queda la tercera. Echávarri: "En la última semana está todo lo gordo: el primer domingo, la etapa reina, Corvara-Corvara, con las dos subidas al Pordoi y el temido Marmolada. Después, de lunes a sábado, cuatro finales en alto: Lumezzane, Pontechianale, Sestriere y Oropa. Ocho días sin respiro, sobre el papel, a los que puede llegar la carrera bloqueada.
"El verdadero valor de Rominger y Zülle habrá que verlo en el Tour. Por ahí se les juzgará. Y a Chiappucci y a Bugno", afirma Echávarri. La ausencia de los dos suizos que han dominado la Vuelta es el único punto flaco de la participación en la carrera rosa. El Tour será el único que reúna, a los mejores, pero el Giro tiene un récord: el podio de los dos últimos Tour se ha parecido como una gota de agua a otra al de los últimos Giros
Junto a los tres monstruos y sus equipos, otros 17 conjuntos de nueve corredores tomarán hoy la salida en la isla de Elba. Hay de todo, pero con un nivel medio bastante alto. Por ejemplo, tomarán parte 11 equipos italianos -12 si se incluye al Mercatone Uno, afiliado en San Marino-. De ellos, el Gatorade, el Carrera y el GB-MG lucharán por ganar la carrera; el Mecair, el Lampre y el Ariostea buscarán su botín en los triunfos de etapa, rompiendo el consenso buscado por los grandes. Los demás -Amore e Vita, Eldor, Mercatone Uno, Navigare, Jolly y ZG-agarrarán lo que puedan. Idéntico objetivo tendrán los otros dos equipos españoles participantes: Artiach y Kelme.
Los otros participantes extranjeros elevarán el nivel de la carrera, con diferentes aspiraciones: el siempre joven Andrew Hampsten (Motorola) conserva sus ambiciones, igual que otro norteamericano, más envejecido, como Greg LeMond (Gan). Con menos poder se presentan el Castorama, de Luc Leblanc; el Telekoni, de Uwe Ampler, y el Festina, de Steven Rooks.
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