"El PP no va a pedir nuevos sacrificios a la sociedad"
Los españoles ya se han esforzado en temas como el paro la recesión y los impuestos"
El profesor de Hacienda Pública, catedrático en excedencia por la Universidad de Cantabria, de 42 años, casado, con dos hijas, enrojece debajo de su barba cuando se le otorga el título de "ministro" in pectore en un próximo gobierno del Partido Popular. En una mesa del bar El espejo, de Madrid, Cristóbal Montoro censura la política económica de los socialistas y augura su triunfo allí donde aquellos fracasaron. Sueña con un triunfo electoral próximo para hacer realidad dos grandes operaciones quirúrgicas allí donde fallaron los socialistas: el déficit público y la reforma del mercado laboral. Sin pedir sacrificios.Pregunta. Estamos en plena crisis económica y en recesión, pero, en la plataforma que usted ha ayudado a redactar, no figura la palabra sacrificios. ¿Por qué?
Respuesta. Es una palabra que no me gusta. No es justo pedir sacrificios. Sería como decir: "Renuncien ustedes a algo". Y el paro, la recesión, los impuestos, todo esto, implica ya una renuncia.
P. Hay consenso entre socialistas y populares sobre la necesidad de reformar el mercado de trabajo y reducir el déficit público. ¿Acaso no supondrán ciertas actuaciones sacrificios importantes para los ciudadanos?
R. La reforma laboral no es un sacrificio. Tenemos dos grandes categorías de ciudadanos: los que trabajan y los pasivos. Y si seguimos así, tendremos una sociedad de pasivos. La moderación frenará la destrucción del empleo. No veo por qué es un sacrificio. Tampoco estoy de acuerdo con aquellos que nos acusan de que nosotros reduciremos el déficit con un recorte de las prestaciones sociales.
P. Reducir al 2% del Producto Interior Bruto (PIB) el déficit sin recorte, gradual o violento, del, gasto social, ¿cómo se consigue?
R. He aquí la caricatura. Dicen de nosotros: vienen éstos a hacer lo de Ronald Reagan en Estados Unidos y lo que hizo la Thatcher en el Reino Unido. Lo primero no vale, sencillamente porque en Estados Unidos no había un sistema de salud pública tal como lo conocemos en Europa. Y tampoco es cierto que se haya desmantelado el: sistema británico. Se trata de otra cosa. El Estado de bienestar de los socialistas es un engaño. Dicen que te resuelven a través del Estado la sanidad, el ahorro y las pensiones, la educación, la vivienda y los subsidios. En la práctica esto ha adormecido a la sociedad española. Ya nací en Jaén y me duele lo que ocurre en Andalucía. No se puede enmascarar el problema del paro con subsidios especiales en esta región, por ejemplo. Hemos ido a un sistema de dualización por engaño. Todo este sistema de bienestar está en decadencia y conduce a un impuesto sobre el trabajo. No es, por tanto, europeo, aunque Felipe González haya recibido ayer en Aquisgrán el Premio Carlomagno por ser un gran europeo. La otra cara del bienestar son los 3,3 millones de parados que tenemos en estos momentos en España. Por otra parte, la apuesta por Europa debería hacerse mediante la resolución de nuestros desequilibrios: el déficit, la flexibilidad laboral, el endeudamiento público.
P. Por lo tanto, podemos acabar el año 1993 con cerca de cuatro millones de parados.
R. Dependerá del resultado del 6 de junio. Si se aplica una nueva política económica, las cosas pueden cambiar en este país.
P. España no es una isla. La recesión sigue y 1993 parece un año perdido, ¿no?
R. El ajuste del empleo ha sido ya muy destructivo. Si se reduce el gasto público, se reforma el mercado de trabajo y se moderan los salarios, el paro no debería llegar a la cifra que usted ha mencionado. La economía es también una cuestión de expectativas.
P. Estas propuestas están dando vueltas desde hace años, ¿la sociedad está lista para aceptarlas?
R. Uno de los errores más graves del Gobierno socialista ha sido su incapacidad para prever la crisis. Una vez que ésta se ha presentado, ha intentado demostrar que se trataba de un bachecito de fácil superación. Esto ya ocurrió en los años setenta en nuestro país. Incluso durante estos días Felipe González todavía asegura que la recuperación está a la vuelta de la esquina. Por eso la opinión pública está tan confundida. Fórmulas mágicas no existen.
P. No es una clásica recaída del ciclo expansión-recesión.
R. Los que creen eso están equivocados. Estamos en una crisis profunda de adaptación de muchos países a una situación de apertura de los mercados y de bajada de aranceles. La política económica española debía haber ayudado a superar esta etapa; el elevado tipo de cambio y los altísimos tipos de interés, para financiar la deuda. pública y defender a la peseta, contribuyeron a hacer más dramáticos los problemas. Esa política ha estallado definitivamente en los últimos días: el reconocimiento de esta crisis a través de la devaluación del jueves 13 de mayo y la baja de tipos de interés me deja las manos más libres para la nueva política económica.
P. Edauard Balladur, el primer ministro conservador francés, proponía antes de ser elegido una reforma inmediata del impuesto sobre la renta. Al final, ha tenido que elevar la fiscalidad. Ustedes prometen una Reducción, ¿no ocurrirá con ustedes lo mismo que ha sucedido en Francia?
R. Aclaro: nuestro plan no prevé una rebaja inmediata del impuesto sobre la renta. Hemos hablado de llevar el tipo marginal desde el actual 561/6 al 40%. Pero repito: será gradual, primero hemos de congelar la presión fiscal. Nuestra prioridad es el déficit público. Podremos definir mejor las medidas técnicas cuando sepamos, con una auditoría, el nivel exacto del déficit. Es mucho más elevado que el anunciado por Solchaga.
P.¿Cuánto más elevado? ¿Serán expertos independientes los que hagan esa auditoría?
R. Hay varios intitutos de economía, como FIES o Ceprede, y algunos bancos, como el Banco Central Hispano, que, estiman el déficit en el 5% del PIB. Otras estimaciones lo sitúan en el 5,5% si se incluyen las obligaciones reconocidas pendientes de pago y se restan las pendientes de ingreso ya contabilizadas, como es el caso, por ejemplo, de la privatización de Repsol. Además, el PIB ha sido inferior al previsto por la recesión y el déficit, en lugar de subir ha sido menor. De paso, digo también que el Gobierno socialista debería precisar ante el país cuál es el nivel extacto de reservas de divisas. No sabemos aún cómo y quién hará la auditoría. Pero la haremos.
P. En la City londinense, donde estuvo el pasado lunes, un empresario dijo tras escuchar las palabras de José María Aznar: "Es muy listo. Nos dijo lo que queríamos escuchar",
R. Los inversores querían conocer el programa de privatizaciones. Aznar habló en general de nuestra idea, sin mencionar cosas concretas. Creo que les cayó muy bien.
P. El dinero de la privatización, ¿irá a reducir endeudamiento del Estado o relanzar la actividad?
R.La expansión del gasto no ha servido para sostener la actividad económica. Por tanto, el dinero de privatizaciones se aplicará a desendeudamiento público.
P. Una parte de la patronal española apoya la alternancia con la esperanza de que meterán ustedes en cintura a los sindicatos. Otros aún perciben cierta indecisión en las posturas del Partido Popular. ¿Están preparados para ello?
R. Creo que no tendremos los problemas que tuvo el PSOE, porque el partido y el sindicato son hermanos, y este tipo de relaciones son más difíciles. Y además hay recesión. Si el país no cambia, si no logramos flexibilizar el mercado de trabajo, no habrá progreso. Por tanto, no tengo miedo.
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