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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La corrupción de la sal

Leo en la sección de Cartas al director la indignación de una ciudadana. Su cuenta corriente fue violada por el Ayuntamiento, que le comunicó después de hecho el embargo que se le iba a practicar, La multa había sido recurrida, pero el recurso fue desestimado sin que hubiera comunicación de la resolución a la recurrente, cuya cuenta fue violada con total impunidad. ¡Ése es mi Ayuntamiento!A mí me reclamaron impuestos por una propiedad que no era mía. Recurrí diciendo que no era propietario del inmueble, que había un error en su identificación y que pagaría lo que correspondiera por el inmueble que sí poseo. Se desestima mi recurso, sin más. Recurro una y otra vez ante las sucesivas instancias sin que me atiendan; se me insiste en que pague, sin corregir el error. Ni la oficina ejecutiva ni las de la calle del Sacramento, nadie se inmuta. Finalmente, el año pasado violan mi cuenta, cobrándome impuestos por una propiedad que no poseo. Presento sendas denuncias contra dichos funcionarios por hurto con amenaza, intimidación, abuso de confianza y de autoridad, pero al juez le parece bien que el Ayuntamiento siga hurtándome dinero sin que él deba impedirlo.

Los atropelladores legales y los ejecutores del atropello, oficinas de la calle del Sacramento y oficina ejecutiva, se asustan ante la denuncia y me llenan de explicaciones, echándole la culpa al otro. Escribo al alcalde solicitando que sancione a funcionarios tan incompetentes. El señor Manzano se solidariza con la incompetencia de sus funcionarios disculpándolos. ¿Para qué sirve la Ley de Procedimiento Administrativo si el alcalde la viola? ¿Qué defensa tenemos frente a las autoridades que nos atropellan? ¿A quién se puede recurrir si el alcalde porque sí y el juez porque no fomentan la violación de las leyes que sí protegen a los ciudadanos? Esta corrupción ya estaba prevista en los Evangelios: "Vosotros [las autoridades judiciales y administrativas] sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Para nada aprovecha ya, sino para tirarla y que la pisen los hombres" (Mateo, 4,13).

La propiedad en cuestión, además de no ser mía, no existía, porque estaba en el número 19 de una calle que sólo tenía 11 números; aunque eso da lo mismo. ¡Y aún pretenden que les confiemos todo el país! -

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