Un forense dice que Garmendia no denunció sus torturas porque tenía miedo

A. INTXAUSTI, Las heridas que presentaba Juan Carlos Garmendia Irazusta, presuntamente torturado en 1982 por los guardias civiles que están siendo juzgados en la Audiencia de San Sebastián, tuvieron un tiempo de curación de entre 15 y 30 días, según dijeron ayer los forenses. El médico forense que visitó a Garmendia en el cuartel de Zumalacárregui cinco días después de la detención, afirmó que el detenido le confesó que "el terrible edema que tenía en la cara y los párpados era debido a malos tratos". El médico Juan Antonio Roncal insistió en que cuando el detenido fue trasladado al juzgado "el juez se quedó escandalizado. Y en ningún momento Garmendia quisó explicar cómo se había producido esa lesión. Estaba atemorizado".

Los médicos no pudieron determinar el origen de las lesiones que padeció Garmendia. Según éste, fueron ocasionadas por los golpes que le propinaron al menos tres de los guardias acusados. El argumento de la defensa y el testimomo de los guardias civiles es que las heridas fueron fruto de una caída que sufrió tras chocar con una mesa. El forense de la Audiencia Nacional Rafael Garrido, que le examinó tres días después, apreció que el estado físico y psíquico del paciente era "normal".