_
_
_
_

Un hombre corta una oreja a su esposa en una discusión familiar

Ni las hijas ni la hermana de María Angélica Suárez se explican qué pasó exactamente y por qué. Eran más de las tres de la madrugada de ayer cuando escucharon un grito desgarrador que provenía del dormitorio de María Angélica. Después supieron que Luis Rafael Muñoz, su esposo, le había cortado una oreja.

En la República Dominicana, país de origen de ambos cónyuges, los hombres tienen por costumbre seccionar una oreja cuando descubren que sus esposas les son infieles o se aproximan al mundo de la prostitución. Una oreja cercenada es la peor afrenta que puede sufrir una mujer dominicana. "Ese borracho la ha marcado para toda su vida, y sin motivos", gemía ayer la hermana de Angélica."¿Ella prostituta? Si lo único que ha hecho desde que llegó a España ha sido trabajar y trabajar, honradamente, para alimentarlo a él y a sus hijos. ¡Por Dios!". Para costear el alquiler (105.000 pesetas) del piso en el que vive (en la calle de Marcelo Usera), Angélica trabaja en un restaurante por la mañana y ayuda en las labores de una iglesia por la tarde. "Si fuera prostituta no la dejarían trabajar en la iglesia, ¿verdad?, argumenta la hermana.

Los gritos de Angélica la despertaron a ella y a las ocho personas que viven en la vivienda. Tras segarle la oreja, Luis Rafael Muñoz, que se encuentra detenido, se atrincheró en el dormitorio con Angélica y echó el seguro de la puerta. Ésta pudo zafarse de él, abrir el seguro y salir huyendo a la calle en busca de la policía. Él se quedó dentro.

"Al principio sólo le vi la cara chorreando de sangre", comentó ayer la hermana. Pensé que habían discutido. Él decía, a través de la puerta, que le había golpeado con una botella. Cuando supe que le había arrancado la oreja ya era tarde: la policía se lo había llevado. Si no, lo mato allí mismo. Encima que fue mi pobre hermana quien se lo trajo a España...". y quien lo ha estado alimentado, va el sinvergüenza y le arranca la oreja".

Una hija de Angélica, de ocho años, que también se despertó al escuchar los gritos, describía ayer sobre su oreja, con tristeza, el corte sufrido por su madre. Intentaba desmentir así la versión de su padrastro Luis Rafael Muñoz. Este dice que no utilizó ningún cuchillo, que le arrancó la oreja de un mordisco. El arma no ha aparecido. La familia cree que la arrojó por la ventana. "Con la boca es imposible, el corte era limpio", refutó ayer la hermana de Angélica. La niña de ocho años asentía con la cabeza. "Mi hermana está muy triste, difícilmente podrá ya volver a mi país: allí la considerarían una prostituta. Si le mochan [le cortan] un pie, un dedo o un brazo, seguro que le habría dolido menos", insistía la hermana de Angélica.

Tras el suceso, Angélica fue conducida al Doce de Octubre, donde quedó hospitalizada. Otra hija de 19 años, que está embarazada y que cayó al suelo mareada al ver lo que Luis Rafael había hecho a su madre, también hubo de ser atendida en el hospital.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_