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La Gran Compasión de Maha Ghosananda

Un bonzo que escapó a la persecución de Pol Pot prepara una marcha no-violenta en Camboya

Enric Company

Imames musulmanes, un arzobispo católico, el patriarca griego ortodxo de Jerusalén, teólogos evangélicos, sacerdotes hindúes monjes budistas se reunieron en Barcelona durante tres días para buscar formas de promover la paz en este mundo azotado por tantas guerras. No se trata de retórica ni de discusiones teológicas. Uno de los congregados, el bonzo Maha Ghosananda, encabezará el 5 de mayo, en Camboya, su país, una Marcha por la Paz y la Reconciliación, que recorrerá unos 300 kilómetros desde el monumental templo hindúbudista de Ankgor hasta Phnom Penh, la capital.Vestido con la túnica anaranjada, calzado con sandalias, rapado y sonriente, emitiendo selrenidad, Maha Ghosananda prédica la Gran Compasión, su fórmula para pacificar los corazones y, desde ellos, el mundo. Su relato es sobrecogedor.

"Al empezar la guerra de Camboya", explica, "había unos 800.000 monjes y monjas budistas. Ahora quedan unos 30.000. El exterminio tuvo lugar sobre todo entre 1976 y 1979, a manos de los jemeres rcjos". Sobrevivieron sólo los que pudieron refugiarse en el extranjero, y Maha Ghosananda fue uno de ellos. Tal matanza se produjo porque los monjes no se defendieron: practican la no-violencia como única opción posible. Sin perder la sonrisa, Ghosananda explica que en uno de los vaivenes del largo conflicto camboyano, derrotados, millares de jemeres rojos quedaron aislados en la jungla tailandesa, sin comida. "Los monjes que habíamos escapado de Camboya fuimos a llevarles comida, abrigo. Reconciliación". La actitud de los budistas ha acabado por convertirles en efectivamente neutrales en la guerra. En la actualidad son el único puente entre las cuatro facciones enfrentadas, rotas las negociaciones y seriamente amenazada la pacificación.

No se trata, por supuesto, de ingenuidad. Maha Ghosananda tiene un concepto muy claro de sus perseguidores. La religión es, asegura, el enemigo número uno del comunismo. No es un ingenuo, y sostiene que la guerra camboyana no ha sido, en el fondo, más que una consecuencia de la guerra fría. "Que ha teminado ya", dice, y debe dar paso a la paz en su país. Recuerda que, antes que comunistas, los jemeres fueron budistas. Todos, incluso Pol Pot, que estudió para monje. No acabó los estudios, asevera Maha con una pizca de ironía, "porque son muy largos". "Después de sus viajes tomó la deternúnación de eliminar a los monjes. Les consideraba unos parásitos. El opio del pueblo".

Dos mil de estos monjes y monjas emprenderán el 5 de mayo, el Vesak Puga, el día más sagrado del budismo, una Marcha por la Paz y la Reconciliación que se basa en los principios vertidos por Maha Ghosananda en una oración. La recita incluso en ruedas de prensa: "El sufrimiento de Camboya ha sido profundo. De él ha surgido la Gran Compasión. La Gran Compasión hace pacíficos los corazones. Un corazón pacífico hace una persona pacífica. Una persona pacífica hace una familia pacífica. Una familia pacífica hace una comunidad pacífica. Una comunidad pacífica hace una nación pacífica. Y una nación pacífica hace un mundo pacífico".

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