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Fabius y Mitterrand boicotean la refundación del PS francés

Michel Rocard, presidente provisional del Partido Socialista (PS) francés, fracasó a medias ayer en su intento de intentar cicatrizar las heridas abiertas en esa formación por la llamada noche de los cuchillitos del pasado 3 de abril. Laurent Fabius, defenestrado aquella noche de la dirección del PS, y parte de sus partidarios, boicotearon estruendosamente la reunión del Comité Director del PS que había convocado Rocard.

La reunión del Comité Director, la primera desde la noche de los cuchillitos, tenía como objetivo intentar reconciliar a las facciones socialistas en torno al proyecto de refundación de Rocard. En cambio, Rocard contó con el importantante apoyo simbólico de Pierre Mauroy, presidente de la Internacional Socialista.

Según el deseo del presidente provisional del partido del puño y la rosa, los socialistas deben celebrar el próximo julio unos estados generales y un congreso constituyente en otoño. Rocard quería también que la reunión permitiera poner en sordina las divisiones personales y políticas que desgarran al PS. Pero Fabius y los suyos decidieron boicotear la reunión para confirmar que consideran "¡legal" e "ilegítimo" el liderazgo de Rocard. A este gesto colectivo de abierta rebeldía, Fabius añadió otro personal de profundo contenido simbólico. En compañía de François Mitterrand se fue de visita privada a Auvernia.

El presidente francés tomó así partido implícito en la guerra civil de la formación que él fundó en 1971. Mitterrand dio todo un espaldarazo a Fabius, su ahijado político, frente a Rocard, al que siempre ha considerado un rival.

Heridas abiertas

Rocard encajó con paciencia el desaire. En la reunión del Comité Director se declaró convencido de que "las actuales diferencias" no se "eternizarán" y reiteró su voluntad de "compartir el acto fundador" del nuevo PS con "todas las sensibilidades políticas". Por su parte, un portavoz de la corriente de Fabius afirmó que el boicoteo de ayer no debe interpretarse como el comienzo de "una secesión". "No hemos querido participar en la reunión para no arrojar más leña al fuego; las heridas sangran todavía", declaró ese portavoz.La descomposición del PS contribuye al "estado de gracia" de Edouard Balladur. El primer ministro de centro-derecha gobierna desde hace cuatro semanas sin una verdadera oposición. Incluso el menguado grupo parlamentario socialista, compuesto en su mayoría por partidarios de Fabius, se dedica más a criticar a Rocard que a oponerse al Gobierno de Balladur.

Ese factor no explica por sí solo la popularidad de que goza Balladur. El talante moderado del primer ministro, su voluntad de promover el diálogo con los interlocutores sociales y la aterciopelada franqueza con que expone la grave situación del país son otros tantos elementos que dan a los franceses la impresión de que su país está bien dirigido.

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