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RELIGIÓN

Ratzinger desmiente que los sacerdotes vayan a volver a celebrar la misa de espaldas

El cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación de la Fe, ha desmentido, en una entrevista que hoy publica la revista II Sabato, que sea partidario una vuelta atrás en la reforma litúrgica introducida por el Concilio Vaticano II, para que los sacerdotes celebren de nuevo la misa de espaldas. "Es este clima de cambio continuo lo que desorienta a los fieles. Y hemos tenido tanta inquietud que, por el momento, desearía un poco de paz litúrgica", manifiesta el cardenal.Con esta declaración genérica, Ratzinger sale al paso de noticias publicadas en la prensa francesa, y ayer en un diario italiano, por las que se le atribuía la voluntad de hacer girar los altares en base a un pasaje del prefacio escrito por el prefecto del ex Santo Oficio para un libro póstumo del liturgista alemán Klaus Gamber, que ha sido publicado por monjes ex lefebvrianos favorables a la restauración de la misa antigua.

En su prefacio, Ratzinger recuerda como, en las primeras basílicas, tras la homilía, tanto el sacerdote como los fieles se volvía hacia Oriente para rezar, y comenta: "El sacerdote y los fieles van junto al encuentro del Señor, y esa orientación del rezo expresa el carácter teocéntrico de la liturgia".

"El punto central está en el núcleo teológico contenido en el hecho histórico de la posición de los altares, por el que la liturgia no es una autocelebración de la unidad, sino que se orienta al Señor. En los primeros siglos, esa orientación era incluso física", sostiene el cardenal.

Pero, añade, "en este momento, no busco aplicaciones prácticas. Hay un hecho histórico que me parece importante, en la medida en la que lleva a entender mejor la dirección profunda, interna de la liturgia. Contra el reformismo en boga, yo estoy por el reformismo interior, que a su tiempo puede producir, y producirá, implicaciones prácticas".

Frente a los que "dicen que debemos modernizar todavía más la reforma, dejando más espacio a la creatividad", Ratzinger se muestra convencido de que esa vía conduce a "una liturgia cada vez más vacía", y que lo oportuno es "confirmar con mayor fuerza la realidad del misterio". Tal vez así se resuelva la existencia "innegable" de "un grave problema litúrgico: la asistencia a las iglesias disminuye", reconoce el cardenal Ratzinger, "casi día a día".

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