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Una bomba en Kozloduy

Jorge M. Reverte

Durante las últimas semanas, una comisión internacional de expertos ha investigado las centrales nucleares del este de Europa, aquejadas en su mayoría por problemas de seguridad. Entre estas centrales, una de las más peligrosas es la de Kozloduy, situada al norte de Bulgaria, cerca de la frontera con Rumania.Kozloduy tiene seis reactores, de los cuales cuatro tienen problemas de diseño, según los sucesivos informes redactados por expertos internacionales y búlgaros. Los dos más antiguos están declarados como claramente inseguros, y han sido comparados con una bomba de tiempo, sólo que de carácter nuclear, cuya explosión podría provocar la desaparición del país y gran parte de los vecinos, si se diera una situación similar a la de Chernóbil.

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El problema fundamental para que la central deje de funcionar es que Bulgaria depende en un 50% de la energía producida en la central de Kozloduy. Las autoridades búlgaras han concluido que, si se aumentan los sistemas de seguridad, no hay que dejar fuera de, operaciones al menos una parte de la central.

En el Ministerio de Ecología se muestran opiniones muy diversas. En entrevistas mantenidas con dos responsables del Ministerio, Ivan Filipov quitaba al asunto trascendencia, y aseguraba que la central no tiene tantos problemas de seguridad como se afirma en el extranjero: "La central está controlada y sabemos que la energía térmica es un peligro cierto; por eso no hay que canibiar". En el mismo ministerio, Dimitrov, que fue responsable de la seguridad de la central, afirma que habría que cerrar los dos primeros reactores, de diseño más antiguo, que además están ya amortizados, y proseguir con los cuatro siguientes, dos de ellos de la última generación de la tecnología soviética, después de reforzar los sistemas de seguridad.

La solución más probable será esta última: abandono de los dos reactores más antiguos, reforzamiento de los sistemas de seguridad de los siguientes de antigua generación y puesta en marcha de los dos reactores de mil megavatios de última generación. Una solución que estará amparada por la Agencia Internacional de la Energía Atómica y por la especial atención de los Gobiernos de Alemania y Austria. Entretanto, los ciudadanos rumanos y búlgaros viven una situación de zozobra y desconfianza. La bomba, de momento, no parece que vaya a hacer explosión.

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