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FINAL EUROPEA DE BALONCESTO

La generación del batacazo

Robert Álvarez

El baloncesto español empieza a acortar sus miras. El segundo puesto es ya una proeza. Sus últimas generaciones de jugadores, las mejores de su historia, no han sido capaces de obtener un solo éxito de verdadera proyección internacional: la Copa de Europa de clubes -Liga Europea, como la rebautizó la FIBA-, el Europeo, el Mundial o los Juegos, a nivel de selecciones. Sólo dos jugadores en activo tienen un título de este fuste: Llorente y Romay, los únicos que -de forma casi testimonial- participaron en 1980 en la obtención de la séptima y última Copa de Europa para el Madrid y para un equipo español. Desde entonces se han conseguido títulos de segundo rango -cinco Recopas y tres Koracs- que miden el encomiable crecimiento del baloncesto español, pero que no endulzan su incapacidad para tocar el oro.La historia de las finales a cuatro son una pesadilla. El Barcelona no se clasificó para la primera en 1988. Fracasó contra el Jugoplastica, entonces semidesconocido, al perder por 87-77 en la semifinal de 1989 y volvió a tropezar dos veces más en la misma piedra, ya en la final: por 7267 en Zaragoza y 70-65 en París. El año pasado el varapalo lo sufrió el Joventut, que, de forma más cruel, perdió el título en el último segundo con un triple de Djordjevic, que estableció el 71-70 para el Partizán. Ayer, el Madrid cerró el ciclo que abrieron el Barcelona en 1984 y el propio equipo madridista en 1985.

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Con la. selección, España desperdició la oportunidad de ganar el Campeonato de Europa de 1983. Las genialidades de Díaz Miguel ayudaron a truncar la posibilidad en una infausta final contra Italia (105-96). A partir de entonces la selección ha perdido partidos trascendentes en los que se presentaba como favorita: el 98-95 ante Checoslovaquia no le dejó estar en la final del Europeo de 1985, el 86-72 ante Brasil le obligó a jugar por el quinto puesto en el Mundial de 1986, el 119-117 ante Yugoslavia -entonces en. crisis- no le permitió subir al podio del Mundial de 1982, y el descalabro ante Angola le relegó al noveno puesto en los Juegos de Barcelona. Son algunos ejemplos.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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