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Bruquera entierra sus fantasmas en el Godó

Sergi Bruguera, de 22 años, disputará hoy su segunda final del Trofeo Godó de tenis, en el RCT Barceloná. Bruguera, 17 de la ATP, derrotó ayer al sueco Magnus Gustafsson, que le había cerrado el paso el año, pasado, por 6-0, 4-6, 6-4 en una hora y 54 minutos y enterró todos los fantasmas sobre sus problemas físicos y mentales. El jugador catalán perdió la final de 1991 contra Emilio Sánchez. Hoy (12.30 La 2 y canal autonómico) se enfrentará al ucranio de 18 afios Andréi Medvedev, 19 del mundo y la gran sorpresa del torneo, que venció al austríaco Thomas Muster, por 6-4, 63.

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Dos partidos le han bastado a Sergi Bruguera para cerrar el baúl de sus eternos problemas que le habían perseguido desde el inicio de su carrera tenística. Su victoria sobre Andre Agassi, en cuartos de final, y la de ayer sobre el sueco Magnus Gustafsson, en las semifinales del Trofeo Godó, parecen demostrar que sus carencias mentales y físicas han desaparecido.En la mente de los espectadores que ayer presenciaron su clasificación para la final, empiezan a aparecen borrosos los recuerdos de los momentos más trágicos de historial deportivo. Su inexplicable derrota de octavos de final del Godó ante Marcelo Filippini en 1989, cuando perdió 6-0 en el tercer set; su desastroso debut en Copa Davis contra Austria, en 1990, cuando cayó en tres mangas (6-0 en la última) ante Hors Skoff; o su retirada totalmente acalambrado en segunda ronda de Roland Garros, en 1991, tras haber ganado 6-1, 6-2 las dos primeras mangas ante Camporese, parecen haber pasado a la historia.

Otras referencias

Las referencias ahora son otras. El último partido de Copa Davis que perdió contra Marc Koevermans ya ofreció aspectos de la nueva imagen de Sergi Bruguera. En el Godó todo se ha confirmado. Bruguera ha dejado de ser un tenista débil. Es fuerte física y mentalmente. Su mayor valor es que cree firmemente en sus posibilidades físicas y le afecta menos que a otros la presión.

"De todas formas, será difícil que pueda quitarme el cartel que algunos me han puesto, de jugador que no aguanta la presión", dijo tras su victoria. "Haga lo que haga siempre tendré esta fama de ser frágil".

Si es capaz de mantener el nivel de entrega y la capacidad de reacción que demostró ayer frente a Gustafsson, el cartel se romperá en mil pedazos en cuestión de días. El jugador sueco, finalista el año pasado, jugó un gran partido y llevó a Sergi a situaciones de extrema presión. El catalán no sólo la soportó, sino que se mostró más fuerte que su frío rival.

Eso le dió la victoria y le permitió acceder a la disputa de uno de los títulos más apreciados por cualquier tenista español, el de Barcelona. Paralelamente, Bruguera enterró losfantasmas de su pasado y abrió las puertas a la esperanza.

Todo el trabajo silencioso y en la sombra realizado sobre Sergi Bruguera explotó como una bomba atómica y la radiación sorprendió a mucha gente. Pocos sabían que desde que Sergi entró en el circuito un grupo importante de personas habían estado trabajando para que eso sucediera.

Entre los 17 y los 18 años, Bruguera tuvo un crecimiento de 20 centímetros que su cuerpo tardó tiempo en asimilar. "Todo estaba tan tierno que era peligroso precipitarse. Si en aquellos momentos le hubiéramos planificado un trabajo físico excesivamente duro, tal vez se habría roto. Todo se hizo de forma progresiva, sin prisas. Y ahí están los frutos", explicó Lluís Bruguera, su padre y entrenador.

Hace seis años que Salvador Sosa se está ocupando de la preparación física de Bruguera, que Jordi Planas intenta mejorar su juego de red y, hace algo menos, que Fernando Luna trabaja con él en la pista. Su padre, Lluís, dirige a todo el equipo y determina los planes del jugador a lo largo de la temporada. En este tiempo, algunos especialistas, como el psicólogo James Loehr -que ha ayudado a Navratilova, Connors, Saatini y a otros deportistas- o el ex jugador australiano Bob Carmichael han colaborado en la mejora de Sergi.

"A mí", añade Lluís Bruera, "lo único que me preoupa realmente es que Sergi sea capaz de jugar bien. Si lo hace puede ganar a cualquiera, como ha demostrado". En la final de hoy, Bruguera se enfrentará a la revelación de la temporada en el circuito profesional, Andréi Medvedev. El jugador ucranio, de 18 años, dió ayer una lección de cómo jugar sobre tierra batida a uno de los mejores especialistas, el austríaco Thomas Muster.

Medvedev le venció con facilidad, suavemente, como a Lendl. Y lo volverá a intentar hoy con Bruguera, a quien venció hace una semana en cuartos de final de Estoril.

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