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Títulos descriptivos para imágenes mágicas

"Los títulos de las obras de Miró hay que tomarlos al pie de la letra", explica Pere Gimferrer. Más que un subrayado poético y fantástico, las palabras con que el artista titulaba sus obras son, a juicio del autor de Las raíces de Miró, "una descripción exactísima de lo que es la pintura. La mayor parte de las veces, el título es simultáneo a la notación del shock que le inspiraba".El trabajo realizado por el poeta y académico sobre los bocetos mironianos encerraba, al margen del mero volumen de la obra que estudiar, considerables dificultades. "Por un lado", dice Gimferrer, "se trataba de relacionar las obras definitivas con los esbozos, lo cual a veces es muy difícil, especialmente para las últimas obras, sobre las cuales no existe una referencia tan clara como la monografía de Dupin, aunque también consulté el catálogo de la exposición antológica de 1974 en el Grand Palais de París. Por otra parte, había que establecer la relación de los temas agrupando el material y, por último, hacer un estudio iconográfico en un estilo lo más preciso posible, pero también lo bastante elegante para no caer en la aridez".

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Lectura mironiana

Las raíces de Miró se divide en cuatro partes. Primero, Gimferrer estudia los orígenes del lenguaje mironiano a partir de sus primeros bocetos. Luego rastrea los procesos que conducirían a las obras realizadas entre 1924 y 1944, desde El retrato de la señorita K y La bailarina española hasta Vuelo de un pájaro sobre la llanura y Las constelaciones, pasando por un detalladísimo análisis de las pinturas según collage de 1933, una de las principales aportaciones del libro a la lectura del lenguaje mironiano. La tercera parte de la obra analiza la génesis de las obras mironianas entre 1961 y 1964 y la última, escrita en un lenguaje menos erudito y más poético, comenta la obra no pictórica."Este libro es como una excepción en toda mi obra", dice el autor, "porque es el trabajo erudito más importante que he hecho nunca; lo compararía al libro que hice sobre J. V. Foix [La poesía de J. V. Foix, 1974], pero aquél era un ensayo crítico y éste es de erudición e investigación".

"Desde el punto de vista estilístico", explica Gimferrer, "el libro deriva desde el estilo analítico y erudito de las primeras partes hacia una prosa poética semejante a la que utilicé en Fortuny, tres años despues de Fortuny. En las partes finales, las dedicadas a la obra no pictórica, me permití un estilo poemático en prosa". Curiosamente, Gimferrer escribió la parte más erudita del libro mironiano al mismo tiempo que dos libros de poemas en catalán, Espai desert y Desaparicions, publicados entre 1976 y 1978.

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