El Estudiantes se asoma al precipicio
El partido se decidió en los últimos 18 segundos, el tiempo que tuvo el Estudiantes para romper a su favor un empate a 67. Pablo Martínez subió el balón y lo perdió. Protestó y le cayó una. técnica, tan discutible como decisiva. Lamp acertó una vez y Winslow, con el reloj parado, falló el último tiro. El Estudiantes estaba muerto.La derrota deja al equipo madrileño en una situación muy comprometida. Si pierde el próximo martes en Manresa estará fuera de Europa el año que viene. Raquítico balance para un conjunto que asombró la temporada pasada con una Copa del Rey en la Vitrina y una digna presencia en la final a cuatro de Estambúl, codeándose con lo mejorcito del baloncesto europeo.
Ayer fue un alma en pena durante muchos minutos. Una sombra del bloque aguerrido que se subía a las barbas del más pintado. El TDK Manresa le buscó las vueltas y lo ha puesto al borde del precipicio. Lo tiene en sus manos: con un empujoncito lo envía a la catástrofe.
El Estudiantes fue a remolque todo el partido. Peñarroya hizo 20 minutos de cine (17 puntos), el cañonero Jeff Lamp estuvo en sus cifras habituales mientras Singleton y Hall pusieron orden bajo los aros. Ante esto, los colegiales opusieron nervios y desorden. Azofra cometió su tercera falta en el minuto siete y Herreros sufrió los peores 20 minutos de su vida. Falló todo lo que intentó: seis tiros de dos, un triple y dos tiros libres. Winslow le acompañó en el desastre: un punto en 13 minutos. Al descanso nueve puntos de desventaja (29-38). Quedaba partido y la hinchada estaba con el equipo.
La grada pidió a gritos a Cyjeticanin. Miguel Ángel Martín, el entrenador estudiantil, lo colocó en el cinco que saltó a la cancha y el balcánico resucitó al muerto. Su inteligencia y temple en los momentos difíciles y sus 19 puntos en el segundo tiempo convencieron a sus compañeros de que el partido podía ganarse. De su mano, Herreros despertó. Anotó su primera canasta en el minuto 33 y puso por delante los colegiales (53-52).
La cosa parecía resuelta a falta de tres minutos (63-57). Tras mucho sufrimiento, el mal trago había pasado y el fantasma de la derrota se alejaba. Pero el TDK siguió acosando. Se puso a dos puntos y forcejeó hasta el final. La suerte y la inteligencia decidieron en los últimos segundos. Entonces llegó la jugada fatídica para los locales. A Pablo Martínez se le escapó el balón más valioso del partido y Arteaga estuvo demasiado riguroso al pitar una técnica que inundó de ira el Palacio.
Victorias caseras
En las eliminatorias de descenso, que se disputan al mejor de cinco partidos, resultó decisivo el factor cancha. El Ferrys Lliria derrotó al Coren Orense (75-66). Los 30 puntos de Markovic fueron la clave del encuentro. En el otro partido, el Argal Juesca superó fácilmente al Júver Murcia (81-67).
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