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Los efectos ignorados de algunas privatizaciones

La necesidad de reducir el déficit público español ha reabierto la polémica sobre la conveniencia de las privatizaciones. Pero en esta discusión se olvidan algunos de los efectos de las privatizaciones sobre los grupos públicos involucrados y las funciones que éstos desempeñan en la economía nacional.

No resulta necesario ser partidario de que lo grande es bueno para reconocer que los grandes grupos y corporaciones resultan fundamentales para el desarrollo económico de un país. Todos los países desarrollados son sede de grandes grupos, e incluso los más pequeños (desde el punto de vista de población y geográfico) cuentan con algunas de las mayores corporaciones europeas: es el caso de Holanda (Shell, Unilever, Philips) y Bélgica (Société Générale de Belgique, Groupe Bruxelles Lambert).Los grandes grupos aportan a su país sede grandes beneficios: posibilitan la realización de grandes proyectos empresariales (de gran efecto en el empleo), atraen y retienen en sus oficinas centrales al personal gerencial y técnico más cualificado (afectando desarrollo tecnológico y competitivo de su entorno), y son vehículo fundamental de la internacionalización de la economía de un país (por su capacidad para la inversión y el comercio internacional).

El desarrollo de los grupos españoles ha ido en consonancia con el de nuestra economía y hoy es todavía muy escaso. Destacan por su dimensión algunos grupos públicos (INI-Teneo, Patrimonio, Repsol), familiares (March, FOCSA, Masaveu) y bancarios (Banco Bilbao Vizcaya, BCH y Banesto). Pero de todos éstos sólo el INI-Teneo opera como una auténtica corporación a la americana con servicios centrales desarrollados; el resto son básicamente sociedades de cartera o holdings.

Se está esgrimiendo la privatización del grupo público italiano IRI para justificar la segregación de las empresas rentables del INI-Teneo. El IRI fue el modelo para la creación del INI, y su supresión es un argumento más de los partidarios de la desaparición del INI-Teneo. Pero el papel actual de estos grupos en las economías de sus respectivos países es diferente: Italia es el país europeo con un mayor número de grandes grupos empresariales privados (*), dotados además de una gran capitalización bursátil e internacionalización de mercados; España tiene pocos grupos de dimensión internacional, la mayoría están en fase de consolidación y operan básicamente en el mercado nacional.

Tejido industrial

El INI-Teneo no es el grupo inoperante que algunos intentan presentar. Desde su creación en 1941, ha tenido una actuación relevante en la formación del tejido industrial español (en especial en las industrias de automoción y nuclear), y desde los años setenta ha asumido la ingrata función de hospital de empresas privadas en crisis (se le incorporaron 18 en 10 años). Hoy es el mayor grupo industrial español, y recientemente se ha dividido formalmente en dos: Teneo (las empresas viables) e INI (las empresas de mantenimiento de empleo). A efectos operativos se mantiene como un único grupo que comparte ejecutivos, servicios e incluso edificio.

Se trata del grupo español que más puede presumir de sinergias prácticas: su departamento de planificación coordiria a sus filiales para licitaciones de proyectos y desarrolle, de nuevos productos, fomenta la contratación y el comercio intragrupo, y supervisa el uso de los recursos. También es el único gran grupo español con una estructura multidivisional efectiva: asignación de recursos centralizada, mercado interno de puntas de tesorería, y una clara distinción entre el nivel de decisión corporativo y el de empresa.

Pero las ventajas organizativas y gerenciales del INI-Teneo se ven contrarrestadas por la descompensación de su cartera de negocios. Sus empresas son exclusivamente industriales: bienes de equipo, vivienda, aeronáutico, defensa (productos caros cuya adquisición suele postergarse durante las recesiones), y tienen ingresos muy cíclicos. Esta ciclicidad supone beneficios superiores a la media en épocas de crecimiento, pero inferiores durante las recesiones.

La ciclícidad de los negocios del INI fue una de las causas de la drástica reducción de pérdidas de finales de los ochenta; sus empresas de insumos industriales y de bienes de equipo se beneficiaron mucho del crecimiento de la inversión, pero cuando se ha entrado en recesión se ha vuelto a las pérdidas tradicionales. La carestía de negocios estables (vacas de liquidez) obliga al INI a acudir a los mercados financieros tanto en épocas expansivas (financiación del crecimiento) como recesivas (liquidez y devolución de créditos).

La estabilidad de un negocio se debe a la regularidad de su contratación por empresas y particulares; se trata de productos y servicios de uso imprescindible e inaplazable. Los negocios vaca se caracterizan por la generación de fondos de libre disposición: financian el crecimiento de los otros negocios y proveen de tesorería al grupo. Es el caso de bancos, aseguradoras, inmobiliarias, petroleras, eléctricas..., negocios que una vez hecha la inversión inicial liberan poderosos flujos de caja. En un país con un coste de capital como el de España, sólo puede acudirse a la financiación externa circunstancialmente; y para evitar estrecheces de liquidez nuestros, grupos de empresas deben tener o bien una propración adecuada de empresas vaca o una considerable capitalización. El INI-Teneo no tiene ninguna de las dos.

Nagocio 'vaca'

El INI-Teneo es un grupo de interés nacional y debe conservarse. Si se llevara a cabo la proyectada segregación de ENDESA, se corre el riesgo, de estrangularlo financieramente; porque es el último negocio vaca que le queda al grupo (anteriormente le segregaron Repsol) y su actual descapitalización haría muy dificil la financiación de sus operaciones. Los ingresos aportados ahora por ENDESA deberían sustituirse por nuevas aportaciones del Estado (con lo que estaríamos en las mismas en cuanto a déficit), o por la cesión de otra empresa pública generadora estable de liquidez (Argentaria, Tabacalera o Repsol).

Señalemos algunas propuestas concretas:

1. Vender empresas del Patrimonio del Estado para reducir, déficit público. Este grupo carece de otra misión que no sea proveer de ingresos a la Hacienda pública.

Más que una corporación se trata de empresas aisladas, que sólo tienen en común su dependencia de la Subdirección General de Empresas y Participaciones Estatales. Sus filiales no reciben Ios servicios corporativos de las del INI-Teneo; y no serían perjudicadas por dejar de pertenecer a este grupo. Además, algunas de estas empresas operan en negocio atractivos (banca, telecomunicaciones, tabaco, distribución), tienen una elevada rentabilidad (Tabacalera) o importantes planes de desarrollo en marcha (Aldeasa).

2. Fortalecer Teneo para que resulte un grupo empresarial viable a largo plazo. Los grupos descompensados en su cartera de negocios acaban por atravesar agudas crisis. ¿Cómo hubieran sobrevivido la pasada recesión americana General Motors USX o Xerox sin las aportaciones de sus negocios estables? La mejor manera de evitar futuras aportaciones del Estado a Teneo es devolverle Repsol, un grupo de ingresos estables y que encaje perfectamente con las habilidades industriales de Teneo.

Repsol es un grupo de dimensión pequeña en el negocio internacional del petróleo, y está destinando buena parte de sus excedentes financieros a crecer en negocios no energéticos. La pertenencia a un gran grupo como Teneo puede asegurar a largo plazo el control nacional de Repsol, beneficiarse esta empresa de la colaboración con las filiales de ingeniería y bienes de equipo de Teneo. Convendría calcular la valoración separada y conjunta de Repsol y de Teneo.

3. Segregar completamente Teneo del INI. Sin una segregación de los dos grupos, no resulte posible privatizar Teneo; no puede concebirse un grupo que tiene los ejecutivos de su oficina central trabajando a tiempo parcial.

4. Sacar a bolsa la mayoría del capital del grupo en su conjunto. La privatización de un Tineo fuerte generará más ingreso que una venta por separado de las mejores empresas de su cartera. Además, la pérdida de la propiedad al 100% de sus filiales impediría al grupo disponer con total libertad de sus recursos (los minoritarios podrían oponerse a una eventual subordinación de los intereses de una filial en beneficio del conjunto), una de las mayores ventajas de las corporaciones multidivisionales.

Por último, la participación privatizada debería ser mayoritaria. Para asegurar el control nacional del grupo basta con una participación de control -30%- como la que el Grupo Patrimonio tiene en Telefónica. Si la participación pública fuese mayoritaria, la influencia de los accionistas privados resultaría prácticamente testimonial y se diluirían los efectos beneficiosos derivados del control del mercado de valores. La necesidad de reducir el déficit público requiere una amplia privatización de Teneo a su máximo valor: como grupo y no despedazado.

consultor de empresas.

(*) Fuente: Morgan Stanley Capital Devestment. Datos de diciembre de 1981.

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