Un error complica el camino de España

España aún mantiene todas sus opciones para llegar a la fase final del Mundial de Estados Unidos, pero ayer desperdició una oportunidad única para apartar de su camino a un rival peligroso. España jugó un buen partido en un ambiente tremendamente eléctrico, empujada la selección danesa por una afición que aún saborea el triunfo en la última Eurocopa. Pero un error estúpido en defensa le costó muy caro al equipo español. Fue un día desgraciado, con Guardiola y Goikoetxea lesionados, y con el árbitro despistado a la hora de señalar un claro penalti a Nadal. España encajó su primer gol en esta fase previa, pero luego fue incapaz de aprovechar sus oportunidades.

Paradójicamente, la selección española jugó anoche uno de los partidos más serios de los últimos años en campo contrario. Tuvo empaque en defensa, donde Ferrer destacó por su marcaje a Brian Laudrup, y apretó los dientes para superar la tremenda presión danesa en el centro del campo. Controló mucho el balón, especialmente en la segunda parte con Nadal como medio centro. Y preparó las ocasiones suficientes como para haber marcado. Pero falló en la zona de definición.

La opción Julio Salinas tampoco funcionó esta vez, y no por su culpa. A estas alturas, todo el mundo sabe ya lo que se puede esperar de él. Dejarle solo en la delantera le convirtió en un recurso muy predecible. Sus compañeros le buscaban para que hiciese de pared y Salinas cumplió su tarea de repartidor de cartas. Pero los daneses aprendieron pronto el truco, y el jugador barcelonista, sin compañero delante en quien apoyarse, perdió su capacidad de sorpresa.

El partido se torció para España en el minuto 20. Una durísima entrada dejó lesionado a Guardiola (que cojeó hasta el descanso) y en el pequeño desajuste que se produjo, Aldana cometió un error y PovIsen, el ex madridista, marcó. Hasta ese momento, el encuentro siguió el guión previsto. Fuerte presión danesa y movimientos continuos de balón del centro del campo español para intentar superarla.

La pelea en el centro del campo, de una gran violencia subterránea, siguió igualada hasta el descanso. España aguantó bien las acometidas danesas, y comenzó a ganar terreno. Pero, con Begiristain muy bien frenado y sin un claro carrilero por la derecha, su balance ofensivo fue muy escaso: un tiro muy flojo de Ton¡ y una buena jugada de Aldana desperdiciada por su excesivo individualismo.

Guardiola había dirigido bien al equipo en la primera parte, pese a su lesión, pero la selección ganó mucho con la entrada de Nadal. Más poderoso fisicamente y mejor en los balones altos, Nadal aumentó la fuerza de España en el centro del campo. Con él, España controló mucho más el ritmo del partido. Dinamarca se encerró en su campo y optó descaradamente por el contraataque.

Era el momento decisivo, y la selección jugó bien sus cartas. Clemente buscó otra baza ofensiva sustituyendo a Goikoetxea por un Toni excesivamente "blando" en los metros finales. Y las oportunidades fueron cayendo. Y también fue aumentando, poco a poco, la frustración española. Amor, tra una gran jugada con Begiristain, disparó fuera por escasos centímetros (minuto 51); una vaselina de Begiristain la salva Schmeichel con la punta de los dedos (m. 59); Aldana lanzó una volea tremenda, también muy cerca de un poste (m. 69); Nadal sufrió un claro penalti que el árbitro, muy "casero", pasó por alto (m. 75); y Amor, solo, no acierta en el remate (m. 81).

Excepto en el apartado ofensivo, donde claramente España tiene que buscar una alternativa a la ruleta rusa que significa apostar por Salinas para llegar a EE UU, la selección de Clemente comienza a presentar un bloque con personalidad en la defensa y en el centro del campo. Es un equipo que enlaza más con la selección del Mundial de México, una amalgama de técnica y fuerza, que con el de Italia, mucho más "blando".

El gol encajado ayer obliga ahora a España a tener que recurrir continuamente a la calculadora, pendiente de los resultados que obtengan Dinamarca y la República de Irlanda. Y Javier Clemente quizá tenga que lamentarse de los empates cedidos en Letonia, en Irlanda del Norte o ante Irlanda en Sevilla.