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Las acusaciones también responsabilizan al Español de la muerte de Sarrià

Blanca Cia

Franco Vila fue la persona que arrojó la bengala que mató a Guillermo Alfonso, un niño de 12 años, en el campo de Sarrià en marzo de 1992. Pero para la fiscal y la acusación particular -ejercida por los padres del pequeño-, el club de fútbol es corresponsable de lo ocurrido. Alegaron dos motivos: no tener las medidas de seguridad suficientes para evitar la entrada de objetos peligrosos -como los cohetes- y mantener una línea de permisividad con la excusa de dar animación y color a los partidos. El Español negó su parte de culpa por no haber advertido las bengalas: "No nos podemos convertir en sheriff".

La fiscal mantuvo sus peticiones -un año de prisión para Vila y una indemnización de 15 millones de pesetas-, mientras que la acusación particular rebajó la indemnización que solicitaba de 180 millones a 81.El accidente que acabó con la vida de Guillermo ha marcado un antes y un después. En eso están de acuerdo todas las partes, aunque con matices. "No sirvió para crear una nueva normativa de seguridad en los estadios de fútbol, sino para que se cumpliese la vigente", aseguró el abogado de la familia Alfonso, Emilio Zegrí. Para la entidad deportiva también se ha producido un cambio, pero en la conciencia del espectador, que ya no porta esos artefactos.

La imprudente actuación del acusado, Franco Vila, fue uno de los ejes del discurso de la fiscal. "Fue imprudente y temerario, aunque no hubo intención de causar daño. Las bengalas las introdujo a escondidas en el estadio y no vale la excusa de que se solían utilizar artefactos parecidos para animar", subrayó. Las bengalas en cuestión eran de uso exclusivo de navegación.

Uno de los testigos que ayer compareció en el juicio fue Antonio José Gutiérrez, propietario de un establecimiento de efectos navales, que facilitó los cohetes a Franco Vila. El testigo relató que al darle las bengalas le comentó "que tuviese cuidado y que se pusiera guantes para no quemarse". "También le dije que las arrojara en un espacio abierto y en posición vertical", agregó.

La interpretación que hizo el defensor de Vila fue distinta: su cliente, dijo, desconocía la peligrosidad del artefacto. Insinuó, además, que las bengalas podían ser defectuosas debido a la proximidad de la fecha de caducidad. Y concluyó: "El no ser certero [en referencia a la fatal trayectoria del proyectil en sentido horizontal, en vez de vertical] no supone ser descuidado".

Orden público

La fiscal afirmó que el Español estaba obligado a tener el suficiente dispositivo de seguridad que evitase la introducción de objetos peligrosos. Aquel día, el 15 de marzo de 1992, sólo había cuatro agentes de seguridad privados de la entidad vigilando las entradas. "El Español es merecedor de una condena. En definitiva, la familia de Guillermo era cliente, pagó unas entradas como los otros espectadores y cabe esperar que la entidad trate mejor a sus clientes", dijo el letrado de la acusación.

"¿Pudo hacer algo el club para evitar la muerte de Guillermo?", se preguntó el letrado del Español, Manuel Gómez Papi. "No", contestó. La postura del club, que rechaza que existan razones económicas, de tacañería, para no indemnizar a la. familia del niño, sostiene que la entidad no infringió la Ley del Deporte "por tener más o menos agentes privados de seguridaU. "Respetamos el ordenamiento jurídico y por eso llamamos a los agentes del orden público. Ni el Español, ni sus empleados pueden cachear a particulares", añadió el abogado, quien subrayó que la única responsabilidad de lo ocurrido es del acusado.

El punto Final del juicio, que quedó visto para sentencia, lo puso el Franco Vila: "No tengo nada más que decir. No he mentido a nadie". Fuera, en los pasillos del juzgado, Joaquín Alfonso -padre del pequeño- decía que el trágico accidente está muy relacionado con la violencia en los campos de futbol.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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