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Villaverde Bajo celebra con una carrera, el destierro de los 'camellos'

Tras seis meses de incesante vigilancia, los vecinos de Villaverde Bajo han logrado desterrar a los camellos que alarmaban al barrio. La sutil estrategia del paseo diario en grupo ha conseguido ahuyentar a los traficantes, que, agobiados por el acoso vecinal, se han trasladado a la periferia de la región. Como culminación de esta serena campaña, 1.500 personas participaron ayer en una carrera festiva contra la droga. El comisario del distrito, Juan Antonio González, presente en el acto, confirmó la erradicación del pequeño narcotráfico en la zona.

El poeta local Francisco Martín Saucedo reflejaba hace medio año con esta estrofa la decadencia de Villaverde, un distrito de 150.000 habitantes: "Mi barrio se está muriendo, y nadie pone remedio, ni el astro que nos alumbra, ni el hombre del Gobierno". Seis meses después, los vecinos de Villaverde sonríen mientras celebran con una carrera la recuperación de las calles del barrio, que, despejadas de toxicómanos, ayer también estuvieron libres de coches para la celebración de la carrera contra la droga.Antonio, representante vecinal, asegura que para lograr el objetivo "hemos paseado, que no patrullado, día y noche, persiguiendo y molestando a los traficantes que ocupaban nuestras calles hasta que las han abandonado".

Prisciliano Castro, presidente de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid, manifestaba en la línea de meta que, efectivamente, "se había, reducido considerablemente en Vallecas y Villaverde la presencia de camellos y yonquis que tanto habían molestado a esta zona".

El Rancho del Cordobés

Durante la prueba celebrada ayer en Villaverde Bajo, los participantes expresaron también tras su esfuerzo el avance que se había logrado con la presión y la presencia en la calle.Según Luis Torrecilla, ingeniero de 44 años, el problema es menor desde que hace dos meses se han esfumado los inquilinos procedentes de las chabolas del Rancho del Cordobés, próximas a la M-40.

Andrés Serrano, un tetrapléjico de 30 años que completó en la silla de ruedas los ocho kilómetros de la carrera, asentía con la cabeza indicando: "Sí, se ha quitado un poco el problema, pero hay que proseguir con el trabajo en el barrio. Además, en medio de la euforia vecinal y deportiva, un grupo de personas vendió por 200 pesetas un pin o insignia con el signo de la victoria. Sin embargo, para Rosa, la victoria contra la droga nunca puede ser definitiva.

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A pesar de los progresos del barrio, José Antonio González, comisario de Usera, analizó ayer con los propios vecinos durante la carrera la situación. "Hemos mejorado gracias al esfuerzo de la Delegación del Gobierno, que se ha volcado con el sur de Madrid, pero debemos proseguir con la vigilancia para seguir obteniendo resultados".

Para el responsable de la Policía Nacional en Villaverde y Usera, uno de los problemas más graves a los que se enfrentan vecinos y policía estriba "en que nunca se sabe cuándo un camello tiene las papelinas para venderlas o para consumirlas. Tampoco es fácil obtener permisos para muchos de los registros que nos solicitan los vecinos".

A partir de ahora los vecinos de Villaverde han anunciado que dejarán de vigilar las calles a la espera de que se estabilice la situación. Mientras tanto, han pedido la rehabilitación y prevención de los toxicómanos y la dotación para Villaverde de infraestructuras culturales y deportivas.

Según la asociación de vecinos de San Cristóbal, en el barrio está pendiente la construcción de un polideportivo. Este colectivo exige la transformación del edificio abandonado de la calle de Godella en un centro juvenil.

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