Unas largas y complejas negociaciones
Serbios, croatas y musulmanes se reunieron en Ginebra el pasado 2 de enero para negociar el plan de paz presentado por Cyrus Vance, ex secretario de Estado de EE UU, y David Owen, ex secretario del Foreign Office británico, que prevé la división de Bosnia-Herzegovina en 10 provincias, quedando Sarajevo como ciudad abierta. Los esfuerzos mediadores de estos veteranos diplomáticos, representantes de las Naciones Unidas y de la Comunidad Europea, respectivamente, lograron sentar por primera vez en la mesa de negociaciones al presidente bosnio, Alia Izetbegovic, y al líder serbio en esta república, Radovan Karadzic. A ellos se unía el representante de los croatas bosnios, Mate Boban.Las presiones occidentales llevaron al presidente serbio, Slobodan Milosevic, a la ciudad suiza en el segundo tramo de las negociaciones, el 10 de enero. El plan garantiza la integridad territorial de Bosnia, reconocida como Estado por la ONU, lo que implicaba que los radicales serbios renunciaban a crear un Estado propio en esta república. La conferencia de Ginebra se desarrolló paralelamente a una serie de planes de Occidente para intervenir militarmente en Bosnia si fracasaban las negociaciones.
El 12 de enero, Karadzic sorprendió a la comunidad internacional al aceptar el plan propuesto, pero la negativa de los radicales serbios a aceptar la decisión de su líder puso en peligro el resultado de las negociaciones. El 21 de enero Karadzic conseguía arrancar a los radicales serbios de Bosnia una aceptación condicionada.
El 23 de enero se reanudaban las conversaciones de Ginebra y las tres partes implicadas empezaban a negociar la división territorial de Bosnia tras aceptar los nueve principios constitucionales de la república.
El 15 de marzo, una asamblea de todas las autoridades de Bosnia aprobaba el plan de paz de Vance y Owen.
