"La renovación del PSOE no la hará sólo un sector del partido, sino todo él"
TOMÁS DELCLOS El del alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, es un nombre últimamente muy frecuentado, más de lo habitual, por el aparato del PSOE. Maragall le quita importancia, atribuyéndolo a especulaciones periodísticas, pero ahí está su cargada agenda de conferencias por España con un mensaje regeneracionista y la audiencia que tiene su intervención en foros socialistas. ¿Cálculo para renovar un reparto preelectoral con personalidades no quemadas o interés por el citado discurso renovador? Maragall no quiere atribuir a nadie ni a ningún sector del partido el liderazgo de esta renovación. "La renovación del PSOE no la hará sólo un sector del partido, sino lodo él", afirma.
Pregunta. Usted participa de un discurso regeneracionista sobre España. Lo ha enunciado someramente y ha dado ejemplos prácticos, pero no se ha desarrollado un debate profundo más allá de réplicas concretas a estos ejemplos (trasladar la Gran Comisión del Senado a Barcelona el Instituto de Minas a Asturias...).Respuesta. Todavía hacen falta más ejemplos. Los ejemplos a veces ayudan y otras perjudican. Permiten a la gente visualizar el concepto. Y los conceptos son demasiado fáciles de enunciar. Vale mas arriesgar y quedar prisionero de los ejemplos y permitir así una mejor aproximación a la idea. De todos modos, se necesitan más gestos que palabras. Hay demasiada gente que tiene razón al mismo tiempo. Que dice cosas que son verdad y, a la vez, entran en conflicto. ¿Quién ganará? Quien sepia convertir los gestos en realidades, acercar la política a la gente.
P. ¿El Gobierno tiene suficiente empuje para hacer esa política?
R. Sí. Un Gobierno en el que Narcís Serra desempeña un papel importante es fácil que sintonice con la necesidad ciudadana de estos gestos. Se critica a Serra llamándole técnico, pero no se recuerda que fue este técnico quien supo encontrar el gesto que nos permitió pasar de un clima posgolpista a uno preolímpico.
P. Serra ha reiterado un decálogo renovador del clima social y del propio partido en el que se apuesta contra el espíritu de secta y las prácticas de corrupción. Sin embargo, no parece que el partido haya reaccionado. ¿Resistencias guerristas?
R. Hay dificultades culturales, inercias, en cualquier proceso, pero no se ha de personificar tanto. Precisamente Serra y Raimon Obiols siempre insisten en que la renovación del partido no se la puede apropiar nadie. No debe haber un sector renovador del PSOE. Es el partido, todo él, el que se ha de renovar. Eso pide determinados ritmos. Estoys eguro de que se irán concretando esos discursos regeneracionistas. Es cierto que faltan concreciones. Pero en otros ámbitos de actuación hay ejemplos claros de lo contrario. El Plan Hidrológico lo es. Y algunas de las medidas anunciadas para la recuperación económica suponen una pequeña revolución contable. Lo que sucede es que los gestos se han de reiterar y eso lo ha entendido mejor quien representa al Estado que el mismo Gobierno. Aunque es cierto que el Gobierno está para gobernar y el Estado para representar. Pero esta falta de concreciones no es patrimonio exclusivo del Gobierno español. En Cataluña se produce de una manera aparatosa porque, además, aquí no es que falten los gestos... es que son negativos. No es un Gobierno de gestión sino de reclamación, sindicalista, y por otra parte de coerción de los gobiernos locales.
P. Usted ha advertido un estado de mal humor en la ciudadanía y lo ha atribuido a un estrés democrático. ¿No se deberá más a la falta de esta micropolítica?
R. La reacción no es contra la democracia. La democracia es un proceso que invita a más democracia y provoca cierto estado de ansiedad permanente. Se quiere más; aunque, dentro de la frustración, también se detectan reacciones de querer menos democracia. Es cuando se dice que eso no funciona y se habla de regresos al autoritarismo.
P. En estas largas vigilias electorales, el Gobierno está dispuesto a asumir el coste de gobernar.
R. Está decidido a hacerlo. Puede que se encuentre ante una situación psicológicamente incómoda por la aparición de una alternativa que antes no existía pero que, paradójicamente, siempre se había reclamado. Felipe González ha tomado la decisión de hacerlo.
P. Si tras las elecciones el PSOE necesitara gobernar en coalición, ¿qué socio preferiría?
R. Depende del resultado. Creo que no habrá coalición. No es imprescindible, puede llegarse a pactos de apoyo parlamentario. Es dificil de decir. No hay un socio deseable antes de conocer los resultados. No veo un entendimiento con CiU mientras su actuación política en Cataluña sea la que es.
P. Pero Felipe González ha mantenido contactos con Roca.
R. Si Roca hubiese ganado su batalla en Convergéncia, sería diferente...
P. Usted ha profetizado un cisma entre Roca y Pujol.
R. A estas alturas no es una profecía, ya es un hecho histórico. En Convergéncia hay dos visiones sobre cuál debe ser el papel de Cataluña en España y de rebote, igualmente importante, lo que ha de ser la política catalana, si ha de haber o no un clima de entendimiento.
P. Ha propuesto hace poco una acción catalana y en un primer momento pareció que postulaba un nuevo partido aglutinador del centro izquierda catalán. Luego, hubo una aparente corrección del alcance del término y habló de una operación no tanto orgánica como de cultura política.
R. Se entendió mal en un principio. Cuando hablaba de acción catalana, en minúscula, no me refería a una alternativa estrictamente partidaria -sin descartar ninguna posibilidad de futuro-, sino a crear un espacio común de entendimiento. El catalanismo tiene una formulación centenaria en las Bases de Manresa, que estuvieron bien en su momento pero que ahora no valen. Están los 15 años del Estatuto, los años de democracia... Ahora hay que rehacer la teoría del catalanismo. Es el momento de hacer esa reflexión.
La propuesta de Rocard no es exportable
Pregunta. Esa reflexión sobre el catalanismo, ¿puede hacerse estando) Roca donde está?Respuesta. Se puede poner en común con mucha gente. Se trata de perfilar un terreno de entendimiento a partir de un programa de renovación cultural con todo aquel que no se autoexcluya. Es un debate en el terreno de las ideas sobre el catalanismo hoy. Como ha escrito Raimon Obiols, la desgracia de la Europa contemporánea es la identificación del Estado con la nación. En un doble sentido. Porque los estados tienen apetencias de ser una nación (y te hieren los oídos expresiones como el Gobierno de la nación, que, en el caso español, es una formulación que suena aconstitucional en un Estado plurinacional). Y porque cada una de las naciones olvidadas quiere ser un estado y las dos cosas a la vez no son compatibles.
P. Usted ofreció ese terreno común antes de que Rocard apadrinara la disolución del PS francés en un espacio más plural. ¿Ideas gemelas?
R. Aunque entiendo políticamente a Rocard, su consigna no puede ser la nuestra porque responde a otros problemas. El PS de Mitterrand es de hace 15 años. No es el PSOE, que tiene 100 años. Rocard puede perder su escaño. Pero sus reflexiones van más allá de la coyuntura y apuntan a la revisión de conceptos de izquierda.
P. Como alcalde gestionó eficazmente el éxito olímpico. ¿El 93 tendrá idéntico final?
R. Parece que los catalanes estemos en contra del éxito, que éste ha de tener forzosamente una cara oculta. El 93 será el mejor año porque será el de disfrutar la ciudad.
P. Pero, de momento se han prolongado el presupuesto del 92, que es una manera de congelar inversiones.
R. No pasa nada porque el presupuesto esté congelado. No aumentaremos la inversión. Tras el empacho del 92 no es necesario otro banquete. El gasto ordinario no financiero de la ciudad ya fue menor en pesetas constantes en 1992 que en 1991.
P. ¿Le ha creado problemas el discurso de su concejal Oriol Bohigas sobre los ricos de Barcelona que no hacen lo suficiente por su ciudad?
R. Bohigas es buen amigo de los ricos de la ciudad y la polémica se desató a propósito de un dictamen sobre la necesidad de fijar una frontera (1940) a la contemporaneidad del arte catalán. El silencio ha sido el mejor bálsamo. Ahora están de acuerdo en esos temas.
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