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Entrevista:

"La ONU mandará las fuerzas que vayan a la ex Yugoslavia"

Antonio Caño

La actividad de Butros Gali es tan frenética como cualquiera puede imaginar en un secretario general de las Naciones Unidas: "Estoy satisfecho de cómo están saliendo las cosas en El Salvador, pero van muy mal en Angola... La semana pasada hablé con el presidente de Nicaragua, no , fue con el de Guatemala... Tengo que viajar a Argelia... hablar con el embajador de Nueva Zelanda... Soy optimista acerca de las negociaciones de Bosnia, pero me preocupan especialmente los desafíos globales de largo plazo... ".Toda la esfera mundial gira permanentemente dentro de la cabeza de este egipcio cristiano de 71 años que exhibe en su espartano despacho del piso 380 del edificio de Organización de las Naciones Unidas una vitalidad envidiable.

Minutos antes de su entrevista con EL PAÍS ha recibido al primer ministro de Israel, Isaac Rabin. Desde su ventana no llegan a divisarse las negras siluetas de los religiosos judíos que se manifiestan en la Primera Avenida. Butros Gali está dando los últimos retoques al comunicado de prensa que informa sobre esa reunión y se levanta como un resorte de la silla para atender su siguiente obligación.

Pregunta. Estamos ante una nueva y, tal vez, definitiva ronda de conversaciones de paz sobre la guerra de Bosnia. ¿Cree usted que el plan diseñado por Cyrus Vance y David Owen puede todavía tener éxito?

Respuesta. Soy optimista. Creo que el mapa (de reparto territorial de 10 provincias) y los principios constitucionales del plan que se está discutiendo constituyen el marco que nos ayudará a encontrar la paz en Bosnia-Herzegovina. Y creo que ahora los dos negociadores y el grupo que les ayuda en estas conversaciones podrán alcanzar una solución.

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P. ¿Cuál será, entonces, el siguiente paso?

R. El próximo paso debería ser una importante presencia de las Naciones Unidas sobre el terreno para asegurarnos de que el plan se aplica.

P. ¿Podría usted ser más específico?

R. No puedo ser más específico porque todavía se están discutiendo diferentes modalidades de esa presencia, siempre que las tres partes acepten el plan, de paz. Estamos en contacto con las naciones europeas, con la OTAN... Esta es una nueva experiencia para todos nosotros. Todo lo que está ocurriendo en Yugoslavia es una nueva experiencia de colaboración entre la Comunidad Europea y las Naciones Unidas.

P. Pero ¿se refiere usted a una presencia militar?

R. Estoy hablando de una presencia militar, pero también de una importante fuerza civil. No sólo habrá, que ocuparse de garantizar el cumplimiento de los acuerdos. Habrá que hacer frente también a tanta destrucción, al grave problema de los refugiados, a la reconstrucción del país. Es una operación muy complicada.

P. ¿Cuántos hombres serán necesarios?

R. No quiero darle cifras porque todo eso está todavía bajo consideración.

P. Existen ya diferencias sobre quién deberá mandar esa fuerza. Algunos miembros del Consejo de Seguridad no están de acuerdo con que el mando esté en manos de las Naciones Unidas. ¿Cuál es su opinión al respecto?

R Cualquiera que sea la operación tendrá que ser una operación bajo pabellón. de las Naciones Unidas. Y serán las Naciones Unidas las que sean responsables de las fuerzas.

P. ¿Incluido también el mando militar?

R. Todo.

P. Habrá usted percibido un ambiente de gran preocupación intemacional por la situación en Rusia. ¿Comparte usted esa preocupación?

R. Yo no puedo opinar sobre los problemas internos de un país miembro de la organización. Lo único que puedo decirle es que desde la secretaría general estamos haciendo lo mejor para ayudar a la Federación Rusa desde el punto de vista humanitario.

P. ¿Cree usted que las misiones de paz de la ONU en Nicaragua y en El Salvador pueden continuar en Guatemala?

R. Tenemos un observador en Guatemala y estamos siguiendo la situación con mucha atención. Si nos piden que hagamos algo, lo haremos.

P. Usted ha recibido el encargo del Consejo de Seguridad para buscar personalmente una solución en el conflicto del Sáhara. ¿Cuáles- son sus planes al respecto?

R. Voy a conversar con todas las partes, voy a intentar aplicar la mejor diplomacia. Para ello, voy a visitar Rabat, Tinduf y Argel. Voy a hablar con todos. La dificultad especial de este asunto es que ahora mismo tenemos una gran diferencia de puntos de vista entre los saharauis y los marroquíes.

P. ¿Qué papel le corresponde a España ahora que es miembro del Consejo de Seguridad?

R. España tiene un gran papel que desempeñar por su especial relación con algunos países africanos, por su vecindad con el Magreb y por su vinculación con América Latina. España ya ha hecho una gran contribución en el caso de El Salvador y hay que felicitarla por eso.

P. ¿Cuál cree que es en estos momentos la principal amenaza contra la paz internacional?

R. Creo que las principales amenazas contra la paz son los conflictos étnicos que han surgido en el mundo, las amenazas contra el medio ambiente y el subdesarrollo. Ésos son los conflictos a los que las Naciones Unidas se tendrán que enfrentar en el próximo siglo. Con una particularidad muy importante: éste va a ser el único foro en el que se podrán discutir problemas globales, y va a haber cada vez más problemas globales, problemas que no van a poder ser solucionados por uno o dos Estados, problemas que van a afectar a toda Ja comunidad internacional. Por ejemplo, el control del narcotráfico, los derechos humanos ,el sida. Vamos a necesitar dentro de muy pocos años un foro muy fuerte para discutir esos problemas globales, y las Naciones Unidas tienen que ser ese foro. No quiero quitarle importancia a los problemas de corto plazo, pero la verdadera amenaza son los problemas de largo plazo.

P. ¿Por qué las Naciones Unidas son tan tajantes en el cumplimiento de algunas resoluciones y se muestran más olvidadizas con otras?

R. Unas resoluciones son mas difíciles de aplicar que otras; necesitan más dinero" más fuerzas. Otra razón para que eso ocurra es que el Consejo de Seguridad es un cuerpo político, y como cuerpo político actúa en función de prioridades políticas.

P. ¿No cree usted que Estados Unidos ejerce demasiada influencia dentro del Consejo de Seguridad?

R. No se puede desestimar el papel de EE UU, que es un gran poder, pero puede estar seguro de que el Consejo de Seguridad tiene largas discusiones antes de llegar a un consenso. En este momento tenemos un Consejo integrado por verdaderos poderes, como los países europeos, latinoamericanos como Brasil, asiáticos como Paquistán, el bloque de países africanos...

P. Pero usted, cuando tiene una consulta, o una sugerencia, ¿a quién llama primero?

R. Llamo al presidente del Consejo de Seguridad, que cambia todos los meses. Ahora es el representante de Nueva Zelanda.

P. ¿Y después?

R. Después, él hace el trabajo con los demás. Si yo tuviera que hablar con los 15 miembros del Consejo de Seguridad no tendría tiempo para otra cosa.

P. Usted asumió la secretaría general en un mundo que ha superado la guerra fría, pero que se enfrenta a desafíos tal vez mayores que los conocidos en el último medio siglo. ¿Cree que podrá usted cumplir con su trabajo en estas condiciones?

R. En primer lugar, ésa es la razón por la que me interesó ser secretario general. Cinco años antes no me hubiera interesado. Mi misión aquí es preparar a las Naciones Unidas para hacer frente a esos grandes desafíos. No estoy seguro de tener éxito, pero haré lo que pueda.

P. ¿Considera usted que el secretario general tiene suficientes poderes como para cumplir con esa misión?

R. Para la aplicación de mi Agenda de paz [un documento en el que Butros Gali expone las necesidades más urgentes de la organización] nos hacen falta más poderes. Por ejemplo, hemos pedido permiso para poder recurrir directamente ante el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. También me gustaría tener comprometidas un determinado número de fuerzas militares de varios países del mundo para que, si el Consejo de Seguridad lo pide, podamos organizar una fuerza de paz en una semana, en lugar de emplear seis meses de difíciles negociaciones pata conseguirlo.

P. ¿Se refiere usted a la creación de una especie de Ejército de la ONU?

R. No. Las fuerzas seguirían siendo de los distintos países, pero estarían dedicadas a las Naciones Unidas de forma que pudieran ser movilizadas en unos pocos días.

P. ¿Es usted partidario de ampliar el Consejo de Seguridad para integrar, por ejemplo, a Japón y Alemania?

R. Eso tiene que ser decidido por la Asamblea General. Soy absolutamente neutral en ese asunto.

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