Salinas anuncia el fin del PRI como partido bajo tutela del Estado mexicano

El presidente Carlos Salinas de Gortari acaba de anunciar que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) dejará de ser un partido de Estado o de Gobierno, como ha venido haciéndolo en los últimos 64 años, para convertirse en una opción política como cualquier otra del país. Salinas dijo que el PRI, partido que lo llevó al poder hace cuatro años, ya está en condiciones de liderar la estabilidad de México sin recurrir al tutelaje oficial.

El anuncio de Salinas, recibido con cautelas por la oposición y con algunas reticencias por parte de los sectores más tradicionales del PRI, significa, sin embargo, su mayor compromiso de reforma política en lo que lleva de mandato, ya. que el cambio en México es inimaginable si no empieza por el partido que gobierna."Un PRI unido y actualizado seguirá siendo el gran partido de México, ya no partido del Gobierno, pero sí la mejor opción de la nación", señaló el presidente mexicano.

Con el inicio de la reforma interna, Salinas se enfrenta, modernizado ya el país en lo económico y resueltos algunos anacronismos heredados de la revolución (Ejido e Iglesia), al difícil reto de conducir a su partido hacia la democracia, no sólo como regla de juego, sino como principio básico de su conducta política.

Esta reforma la dirigirá el actual presidente del PRI, Jenaro Borrego, un hombre de la confianza presidencial, y consistirá en la autofinanciación -de ahí que últimamente se esté recaudando dinero entre particulares-, la incorporación del liberalismo, social y el encuadramiento de la militancia más en tomo a causas que a grupos de poder.

El PRI, surgido desde los poderes gubernamentales hace 64 años y alineado al mismo tiempo con empresarios y sindicatos, tiene como positivo en su haber histórico el haber creado un sistema político que mantuvo a México alejado durante todo este tiempo de las desestabilizaciones en América Latina. Sin embargo, también se ha hecho tan imprescindible como el Estado y ha sido utilizado por muchos políticos como trampolín para sus corruptelas y prebendas.