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ELECCIONES EN FRANCIA

Los mineros cierran el pozo del voto socialista

La transformación industrial y económica del norte de Francia resta a la izquierda sus apoyos tradicionales

Hay un ambiente de fin de trayecto en la vida política francesa. Los presumibles vencedores y vencidos descuentan ya, sin euforias ni dramatismos, los resultados electorales de las próximas elecciones legislativas y se, preparan para un futuro que adivinan incierto. En esta región del norte, que ha visto en los últimos años cómo se cerraban los pozos de carbón, las plantas siderúrgicas, los astilleros o las fábricas textiles, se han creado, sin embargo, casi tantos puestos de trabajo como se han destruido. Pero no para los mismos. Una economía industrial y minera ha dejado paso a una sociedad que vive de los servicios, de las finanzas, que son parte de una economía más flexible y más insegura.

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La dureza de la reconversión industrial la conocen bien en c¡udades como Roubaix, en la frontera con Bélgica, donde el paro ronda el 25% y el Frente Nacional del ultraderechista Jean-Marie Le Pen tiene un porcentaje igual de votos, en su mayoría procedentes de las clases medias pobres que ayer votaban a partidos de izquierda."El Gobierno socialista ha conseguido reducir la inflación, defender la moneda, reconvertir la economía poniendo el acento en la productividad, pero ha generado tres millones de parados", señala Jean-Claude Branquart, director del semanario regional Autrement Dit. En la región, el desempleo es del 13%, tres puntos sobre la media nacional.

Gilles Pergneaux, delegado general del Partido Socialista en el norte, subraya la enorme mutación que ha registrado la región. "En 1962, las minas de carbón daban trabajo a 160.000 personas. Hoy, todos los pozos están cerrados. La industria textil, que llegó a emplear a 120.000 personas, hoy sólo da trabajo a 40.000. Lo mismo ha ocurrido con la siderurgia, con la construcción naval. Se han destruido casi medio millón de empleos y se han creado otros tantos, en otros sectores".

La habilidad del Partido Socialista en estos últimos años -y el fracaso del partido comunista- fue sustituir su electorado obrero, que desaparecía, con una mayor implantación en las clases medias urbanas. Y es esa clase media urbana la que empieza a volver la espalda a los socialistas en la medida en que éstos no han sabido, o no han podido, responder a sus aspiraciones.

Rechazo a Europa

Incluso el mensaje europeísta no ha sido comprendido en esta región, que votó mayoritariamente por el no en el referéndum sobre el tratado de Maastricht. Y ello pese a que el desarrollo de la zona, del tamaño del País Vasco español y con cuatro millones de habitantes, pasa por su privilegiada situación geográfica limítrofe con Bélgica y próxima al Reino Unido.De hecho, Pierre Mauroy, patriarca del socialismo en el norte, alcalde de Lille y ex primer ministro de François Mitterrand, jugó fuerte frente al Reino Unido para impulsar el túnel bajo el canal y la extensión al norte del tren de alta velocidad, dos medidas que favorecen especialmente a esta región. ¿Por qué entonces el rechazo a Europa?

Jean-Louis Thiebault, profesor de Ciencia Política en el Instituto de Estudios Políticos de Lille, lo tiene claro: "Para mucha gente, Europa ha significado aquí pérdida de empleo. De hecho, el nacimiento de la Europa del carbón y del acero fue el comienzo del fin para la minería y la siderurgia de esta región".

Y aunque la región del Norte-Pas de Calais siga votando a la izquierda, lo hace en menor medida que en las últimas décadas. De hecho, los socialistas se vieron obligados, tras las elecciones regionales del pasado año, a ceder la presidencia del Consejo Regional a los ecologistas.

El socialista Pergneaux, un joven cachorro del socialismo moderado, no concede gran importancia a las diferencias que separan a ecologistas y socialistas. "Cazamos en el mismo coto y, por tanto, estamos condenados a competir y a entendernos". Los socialistas aspiran a limitar al máximo las anunciadas pérdidas para poder relanzar el nuevo proyecto político que quiere encabezar Michel Rocard: una alianza de socialistas, comunistas, centristas y ecologistas.

Esta visión se basa en que el electorado, a nivel nacional, está dividido en dos bloques prácticamente iguales: la izquierda, con socialistas -20% de previsión de voto-, ecologistas -otro 20%- y comunistas -cerca de un 10%,- La derecha, por su parte, agrupa, entre los gaullistas de la Asamblea para la República (RPR) de Jacques Chirac y la liberal Unión para la Democracia Francesa (UDF) de Valéry Giscard d'Estaing, al 41% del electorado. El resto, sobre un 10%, es del ultranacionalista Frente Nacional. El sistema mayoritario, que elimina a las minorías en la segunda vuelta, dejando la elección entre dos únicas opciones, es la que determina unas mayorías claras.

Pero no todos los analistas opinan lo mismo. El profesor Thiebault, por ejemplo, cree que en la situación actual de Francia se debe hacer una lectura distinta. "Lo importante es que los tres partidos de Gobierno, PS, UDF y RPR, agrupan al 60% del electorado francés, y que un 40% del mismo está optando por partidos del descontento, por opciones que se sitúan a veces frente al actual sistema político o contra el funcionamiento de ese sistema, como son los verdes, los comunistas y el Frente Nacional". La consecuencia de ese descontento, el giro que puedan dar a la situación política, puede marcar el futuro de esta V República que ya ve el ocaso de la presidencia de François Mitterrand.

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