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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Disparates por duplicado

Más como reincidencia que como continuación o complemento de la exposición titulada la Suiza visionaria, que recaló por el MNCARS y por la Expo sevillana durante el año pasado, Visiones paralelas: artistas modernos y arte marginal es, con todo, muy inferior, crítica y conceptualmente, a la anterior concebida y realizada por Harald Szeemann. Por de pronto, desde el punto de vista del arte contemporáneo, y ya desde el propio Ingreso joven, la vanguardia artística avanza retrocediendo, o lo que es lo mismo, decantándose siempre por lo más primitivo del pasado, siguiendo aproximadamente la siguiente secuencia: mejor Grecia que Roma; mejor lo preclásico griego que lo clásico; mejor lo arcaico griego que lo preclásico; y así, en fin, efectivamente, no sólo hasta fondear en lo cada vez entendido como más primitivo, sino en la infancia o la locura como estados de energía bruta aún no tan, o en absoluto, contaminada por los procesos corruptorres de civilización domesticación.

Visiones paralelas: artistas modernos y arte marginal

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia (Santa Isabel, 52). Madrid. Del 11 de febrero al 9 de mayo de 1993.

Inane obviedad

Espero que me perdonen esta divagación recordatoria de las raíces históricas en las que se viene nutriendo el arte contemporáneo desde prácticamentela segunda mitad del siglo XVIII, porque si no no se comprende la inane obviedad con la que se nos plantean estas Visiones paralelas, cuya justificación hubiera estado más apoyada hace 50 o 75 años, mientras que ahora no pasa de ser una exposición, desde una perspectiva teórica, académica, y, desde otra práctica, absolutamente confusa y arbitraria.Por contra, lo inteligente y sugestivo de la antes mencionada exposición de Szeemann era el haberse fijado en el carácter utópico y fantástico de determinados proyectos, al margen de que sus autores fueran artistas profesionales, criminales convictos, enajenados, notarios o fundadores de la Cruz Reja, sin olvidarnos de la intención irónica y perversa de presentar a estos visionarios representando a Suiza, cuya imagen estereotipada es la de un país dominado por relojeros y banqueros; esto es: un país estragado por el sentido común, el orden y la uniformidad.

Visiones paralelas no traspasa, sin embargo, el umbral de la obviedad escolástica más manida y convencional, pero lo peor es su organización y selección. En cuanto a la primera, uno no acaba de creerse que el orden consista en una pedestre sucesión de movimientos de vanguardia de nuestro siglo, según se explica hoy ya en los manuales escolares; esto es: expresionismo, surrealismo, Escuela de París, expresionismo abstracto, expresionismo Figurativo de la Europa de posguerra y últimas tendencias, todo ello trufado con algepisodios complementanos, que no parecen tener otra legitimidad que la del embutido hecho con lo que se tiene a mano, y, de vez en cuando, ya abandonada hasta la laxa lógica del embutido, algún material frenopático, en la mayoría de los casos sin especial interés y, cuando lo tiene, por desdicha archiconocido y además expuesto recientemente en la Suiza visionaria.

Presencias y ausencias

Por lo demás, si se les ocurre intentar discernir el porqué de la presencia de algunos artistas y/ o alienados y el porqué de la ausencia de otros, corren el peligro cierto de tener que pedir hora al frenópata, aunque dudo que les pueda sacar de la confusión adquirida gracias a esta exposición, que concluye su arbitrario periplo con una sala verdaderamente loca, aunque curiosamente adornada con obras de artistas actuales que tienen fama de pasarse de listos, lo que me hace pensar que en ella el frenópata le pasó los trastos de faena a un galerista sin un pelo de tonto.Bromas aparte, no aciertoa entender qué hace esta exposición en nuestro flamante Museo Nacional, no sólo por los graves reparos críticos que suscita, notoriamente agravados porsalir del contexto provincial americano donde se concibió y por suceder a otra muestra mucho más inteligente exhibida en el mismo MNCARS, sino porque ni siquiera se beneficia de haber planteado la cuestión desde una perspectiva española. En fin: que estas Visiones paralelas lo único que duplican es la acreditada capacidad de los comisarios y conservadores actuales para llevar a cabo impunemente costosos disparates.

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