La pelota en el tejado

La Bolsa mantuvo ayer un constante tira y afloja en el que las partes enfrentadas, papel y dinero, apenas se arriesgaban nada para imponer sus posturas, de lo que es fácil deducir que ninguna de las dos tiene las ideas claras sobre lo que puede deparar el futuro a corto plazo. Todos los argumentos en favor de una reacción alcista se han agotado tras su confirmación, con lo que ahora tan sólo queda esperar acontecimientos y no hay que olvidar que el mercado mantiene una posición relativamente alta y, por tanto, precaria, para aguantar envites sólidos. El negocio llegó hasta los 10.600 millones de pesetas, cantidad a la que Repsol contribuyó con el 20% ante la actividad desarrollada por un solo intermediario y que tuvo como premio situar el precio 50 pesetas por encima del cambio anterior. En una sesión tan equilibrada como ésta, una subida así tiene un carácter casi definitivo, aunque todo el mundo tenga muy claro el por qué de la subida. El índice pasó por todo tipo de circunstancias, desde los 1,09 puntos que perdía en la apertura hasta las 47 centésimas que ganó una hora después. Tras ese esfuerzo de recuperación el mercado apenas registró nada de interés, ni siquiera por la simple acumulación de operaciones. Al final subió un 0,14%, 34 centésimas, mientras que el Ibex 35 ganaba un 0,19%.