Una lápida espera el nombre de Tony Bland
La Cámara de los Lores autoriza la eutanasia para una de las víctimas del estadio de Hillsborough
Tony Bland ha dejado de comer. Morirá en unos días: cuatro, cinco, una semana, quizá más. La muerte le sobrevendrá, probablemente, por deshidratación. Sus padres asistirán a la agonía, aprobada ayer por los jueces de la Cámara de los Lores, el Tribunal Supremo británico.Tony Bland fue una de las víctimas de la catástrofe del estadio de Hillsborough, en 1989: 95 personas murieron al producirse una avalancha humana; él quedó aplastado y entró en coma irreversible. Sus padres acudieron a los tribunales en demanda de una muerte digna para Tony. El caso pasó por los tribunales ordinarios, la High Court, al Tribunal de Apelación y desembocó en el Supremo. La sentencia final fue favorable a los Bland.
Pero Tony no recibe respiración asistida ni medicación especial. Ha pasado casi cuatro años en estado vegetativo (carece de toda percepción, su cerebro está muerto, según los médicos) y el único tratamiento que recibe en el hospital General de Airedale donde está internado, consiste en la alimentación por sonda, mezclada con una dosis de antibióticos. Para que muriese, había que privarle de la comida. ¿Podía considerarse el alimento una forma de medicación, susceptible de ser retirada?
Tras largas deliberaciones, el Tribunal Supremo decidió, por unanimidad, que sí. Uno de los jueces, lord Mustill, admitió que se creaba una jurisprudencia peligrosa, y que asuntos de este tipo "claman por una profunda exploración legal en el Parlamento". Las organizaciones británicas contra la eutanasia se mostraron desoladas: "Ha quedado abierto el camino para la limpieza de enfermos molestos", dijo la doctora Peggy Morris, presidenta de la asociación Alert. "Empezamos a bajar por la resbaladiza cuerda de la eutanasia generalizada", afirmó el doctor Andrew Ferguson, de la asociación Hope.
El fiscal David Venables, que había recurrido una anterior sentencia favorable a la muerte de Tony, se dio por vencido y anunció que no habría ulteriores recursos ante tribunales comunitarios. "Ésta es una decisión muy importante y establece un precedente igualmente importante. Obviamente, muchos casos seguirán al de Tony Bland. Pero los jueces se han atenido a la jurisprudencia y la ley común, así que podemos estar seguros de que ahora ésta es la ley. Me alegro de que la familia Bland pueda acabar con su calvario", declaró el fiscal.
Los Bland dijeron, desde su casa de Keighler (Yorkshire, norte de Inglaterra), que la sentencia constituía "un enorme alivio". "La decisión beneficia a todos. A nosotros, a los médicos y enfermeras que han velado por Tony y, por supuesto, a Tony. Todo el mundo está aliviado".
Ahora falta lo peor. Las organizaciones contra la eutanasia se encargaron ayer de recordar que la muerte de Tony será lenta, y que asistir a ella será espantoso.
Hoy por la mañana, un marmolista se personará en el estadio de Hillsborough para añadir, cuatro años más tarde, un último nombre a la lista de fallecidos. Tony Bland tendrá el número 96. La fecha de la muerte quedará, de momento, en blanco.
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