De los bosnios
El hecho de haber participado como trabajador social en el acogimiento de uno de los grupos de refugiados bosnios más numerosos que han llegado a nuestro país, me ha permitido ser consciente de la cercanía de la guerra en la antigua Yugoslavia, y hasta qué punto todos nos podemos ver envueltos en una situación similar.Esas personas, que hoy se encuentran dependiendo de la solidaridad, ayer eran ciudadanos como nosotros. Todos los días, hombres y mujeres acudían a sus trabajos y los niños y niñas a las escuelas.
Disfrutaban de un nivel de vida similar al de cualquier familia española de clase media; con un piso en propiedad (hoy, uno de esos escombros de Sarajevo), un coche, vacaciones viajando dentro y fuera de Yugoslavia, incluso amigos en Serbia o Croacia. Algunos días antes de estallar el conflicto, uno de ellos había puesto un pequeño negocio: una tienda que varias semanas después era destruida por un misil. La guerra de repente cambió todas sus vidas.
Estábamos acostumbrados a las guerras tercermundistas. Y les encontrábamos explicación en el antiguo conflicto Este-Oeste, las consecuencias de la descolonización o que el simple hambre, lanzaba a unos seres contra otros para destruirse. La guerra en Bosnia no parece de ésas, sus habitantes tienen muchos rasgos es común con nosotros, con los de cualquier europeo y, por tanto, deberíamos empezar a pensar que Europa no necesariamente está a salvo de la guerra.
Al margen de las causas más específicas de cada guerra, hay una serie de valores que impregnan todas las culturas y especialmente la nuestra, la occidental, y que promueven como única alternativa la resolución violenta de los conflictos. Incluso cuando deseamos acallar las armas, lo hacemos oponiéndoles armas más fuertes. Tenemos el ejemplo de la guerra del Golfo, de Somalia y posiblemente de una intervención militar en Bosnia. Oponemos a la guerra más guerra, entrando en una espiral sin fin y, de paso, justificando la existencia de los ejércitos que son la correa de transmisión más concreta de esos valores violentos.-
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