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Los acusadores aseguran que hay "más trama" detrás del asesinato de Muguruza

Ricardo Sáenz de Ynestrillas rechazó ayer su participación en el asesinato de Josu Muguruza y otras acciones terroristas. El procesado se negó a contestar a los abogados de la viuda del parlamentario y ex dirigente de HB Iñaki Esnaola. "No quiero dialogar con los que financian, encubren y amparan las acciones de ETA", argumentó. Estos letrados dijeron, al acabar la sesión, estar "convencidos" de que tras el atentado "hay una trama más amplia" y que el juicio "probará la implicación de Sáenz de Ynestrillas".

Los familiares y simpatizantes, de Sáenz de Ynestrillas prorrumpieron en aplausos cuando éste se negó a responder a las preguntas de los acusadores. Posteriormente explicó, a requerimiento del fiscal, que el 20 de noviembre de 1989 estuvo trabajando hasta las, ocho y media de la tarde; luego, fue a su domicilio, comprobando que habían ido a visitarle Antonio Salmerón y Angélica León, por lo que se dirigió al gimnasio en el que habitualmente se entrenaba y sólo hizo, ejercicios durante media hora "porque tenía amigos en casa".Sobre las 23.30, salió de su. vivienda acompañado de sus amigos, que le dejaron en el pub Babú, habitual centro de reunión de varios de los procesados en esta causa. Según su versión, resulta imposible que estuviera a las 11 de la noche en el hotel Alcalá, donde se produjo el atentado.

Clorato para hacer gárgaras

Con tono firme y cortante, Sáenz de Ynestrillas aseguré que el clorato potásico hallado por la policía en su poder lo utilizaba "para enjuagarme la garganta" por padecer faringitis crónica; que el ácido sulfúrico lo usaba "para las plantas" del chalé de su suegro y que los detonadores "eran muy antiguos" y pertenecían a su padre (asesinado por ETA). Añadió que con Duce le unía un "amistad de copas" y que nunca hablaba de política con él.

A pesar de que Sáenz de Ynestrillas ya había anunciado que no respondería a los representantes de HB, el abogado Kepa Landa leyó al tribunal una batería de más de 50 preguntas que tenía preparadas. Entre ellas destacan dos: "¿No es cierto que un mando del Ejército del Aire sabía con antelación que se iba a producir el atentado del hotel Alcalá?" y "¿No es cierto que había otras personas que protegían su huida del hotel?". El procesado escuchó impertérrito, a pie firme, sin dirigir ni una sola mirada al interrogador.

Al término de la sesión, Landa comentó su convencimiento de que detrás del crimen "hay una trama mucho más amplia" y no quiso dar más detalles sobre la implicación del "mando del Ejército del Aire" sobre la que había preguntado al acusado.

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El joyero Antonio López reconoció que vendió a Duce la pistola empleada en el crimen sin saber para qué la iba a usar y agregó que éste le confesó después su participación en el atentado. Pero aseguré que implicó a Sáenz de Ynestrillas porque la policía se lo sugirió.

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