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Más fibra y más líquidos

"No hay que obsesionarse por estar algunos días sin evacuar, porque no tiene consecuencias perjudiciales para la salud", dice Luis Rodrigo, jefe del Servicio de Aparato Digestivo del hospital Nuestra Señora de Covadonga, de Oviedo. "Muchas personas refieren síntomas y signos, como dolores de cabeza y de espalda, fiebre o granos, que no son consecuencia del estreñimiento, sino sensaciones subjetivas u ocasionadas por otros motivos", agrega.Los especialistas coinciden en las recomendaciones para combatir este problema. Se debe incrementar al máximo la ingesta de fibra, mediante el consumo de frutas (mejor con piel), legumbres, verduras y hortalizas. Es aconsejable comer pan integral, no blanco.

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Cuando el intestino se hace perezoso

En general, alimentos que generen residuos para estimular el movimiento del intestino y no otros productos como grasas, que absorbe totalmente el organismo. Conviene no olvidar beber como mínimo dos litros de líquido al día, repartidos entre agua, leche, zumos y otros.

El ejercicio físico moderado (andar unos cinco kilómetros al día) es también un buen aliado, así como trabajar especialmente los músculos abdominales. Y, por último, hay que educar el reflejo defecatorio, yendo al servicio sin prisas y aproximadamente a la misma hora.

Según Joaquín Potel, presidente de la Sociedad Española de Aparato Digestivo, el uso y el abuso de laxantes puede provocar efectos nocivos, como la dilatación del intestino, cólicos diarreicos e incluso también estreñimiento. "Conozco una paciente", indica, "cuyo intestino, después de muchos años de estreñimiento y de muchos laxantes, adquirió un tamaño impresionante. Este crecimiento desproporcionado fue originado por la larga permanencia de las heces en el intestino". Los expertos aclaran, sin embargo, que a veces los laxantes son de gran utilidad para solucionar ocasionalmente el estreñimiento y evitar que las heces se endurezcan en exceso, provocando hemorroides, fístulas, fisuras y dolor. "Durante una temporada me costó mucho evacuar, porque al intentarlo me dolía y sangraba abundantemente. El especialista me dijo que no era nada grave, pero que tenía una herida en el ano por los esfuerzos", cuenta María P. J., ama de casa de 37 años.

Los productos laxantes, según los médicos, deben ser suaves y preferentemente derivados de plantas. Los administrados por vía anal (supositorios de glicerina o canuletas, por ejemplo) ayudan a diluir las heces y lubricar la zona de paso. Pero desaconsejan los laxantes más fuertes que aumentan en exceso la motilidad intestinal, ocasionando dolores y diarreas.

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