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Tribuna:
Tribuna
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Horribilis,

"Los hechos son sagrados, las opiniones son libres", bien se sabe. Sin embargo, cuando la opinión es "opinión pública" adquiere categoría de hecho y así se trata en los medios. La opinión, la demoscopia, acaba de manifestarse en este periódico con sacralizada contundencia: la gloria del 92 ha sido un mito, es decir, algo que no ha existido más que en la fantasía de alguien. El 63% de los españoles opina, abstraído de su propia peripecia individual, que éste ha sido un ano malo para España. Es una cifra considerable, solemne. Un hecho.Ahí van otros hechos. El 92 colocó a ETA en el peor momento de su historia y disolvió a Terra Lliure. España surgió de las pruebas de Barcelona y Sevilla sin vergüenza, casi con orgullo. El tratado de Maastricht fue aprobado en el Parlamento y por vez primera un jefe de Gobierno español acudió a Europa ejerciendo algo más que la acostumbrada retórica del oyente. Un equipo adscrito a la liga nacional de fútbol -"lo que quedaría de España", según Vázquez Montalbán- ganó la Copa de Europa después de muchas décadas de insolvencia, y los deportistas olímpicos obtuvieron más triunfo que nunca mientras en las gradas, pespunteadas de Freedom for e, se gritaba -sugestivo paisaje ético- "¡España, España!". Otro hecho, el último, capital: hace 100 años ya que nació Franco.

Ese ceñudo 63% demoscópico podría ser en sí mismo la última buena noticia del año. Significaría que los habitantes de esta vieja y dispépsica provincia no se conforman ya con cualquier cosa, que crece su ambición y su exigencia. Sin embargo -la memoria es débil y el porvenir incierto-, sospecho que esas gentes estaban hablando de otra cosa.

Del año que aguarda, por ejemplo.

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