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54 muertos al estrellarse un avión holandés cuando aterrizaba en el sur de Portugal

Un avión DC-10 de la compañía de vuelos charter holandesa Martinair, con 327 pasajeros y 13 tripulantes a bordo, se estrelló ayer por la mañana en el aeropuerto de Faro, en el sur de Portugal, durante la maniobra de aterrizaje. El piloto culpó a una ráfaga de viento. Cincuenta y cuatro cuerpos carbonizados quedaron depositados en el cuartel de bomberos del aeropuerto. Otras 283 personas fueron ingresadas en diversos hospitales, 20 de ellas en estado crítico. El avión había partido a las 5.35 de Amsterdam y transportaba en su mayoría ciudadanos holandeses y portugueses

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En el momento del aterrizaje, un fuerte temporal de lluvia y viento azotaba Faro. Según un controlador aéreo, a las 8.34 de la mañana el piloto había informado a la torre de control de que se encontraba sobre la pista principal de Faro y, según la misma fuente, el avión tocó suelo normalmente. Cuando había recorrido cerca de 1.000 metros sobre la pista, por una razón desconocida -tal vez ruptura del tren de aterrizaje-, el aparato se desequilibró, tocó el asfalto con el ala izquierda y se inmovilizó después de varias piruetas. El fuselaje se partió en dos a la altura del tren de aterrizaje y la parte trasera se incendió.La rápida intervención de los bomberos, que cubrieron el avión con espuma carbónica, permitió dominar el incendio en menos de una hora. Mientras los pasajeros que se encontraban en la parte delantera del aparato, prácticamente intacta, eran evacuados en decenas de ambulancias, los bomberos y el personal del aeropuerto luchaban entre hierros y chapas retorcidas para extraer los muertos y heridos que habían quedado atrapados entre los restos de la parte trasera.

Sobre las 13.30 de la tarde ya habían sido recuperados 54 cadáveres y 283 heridos, 20 de ellos en estado crítico, habían sido trasladados hacia el hospital de Faro, adonde llegaron decenas de médicos de todo el sur de Portugal. Otras tres personas, dadas por desaparecidas, resultaron ilesas. Una pasajera holandesa superviviente que estaba embarazada de ocho meses, dio a luz una niña. Según el personal médico, "la madre y la niña se encuentran bien". Más de 100 heridos leves fueron dados de alta durante la tarde e instalados en hoteles de Faro, que se ofrecieron inmediatamente a alojar a los supervivientes. Los heridos en estado más grave fueron trasladados en helicópteros de la fuerza aérea a dos hospitales de Lisboa.

Las operaciones de rescate terminaron a las cinco de la tarde y la pista principal del aeropuerto de Faro fue reabierta al tráfico aéreo, que durante todo el día había sido desviado hacia los aeropuertos internacionales de Sevilla y Lisboa.

En el aeropuerto de Faro, decorado para las fiestas navideñas, las autoridades portuguesas montaron un impresionante dispositivo de rescate. Los ministros de Sanidad, Transportes e Interior llegaron al final de la mañana. Las primeras versiones sobre el accidente dadas por testigos presenciales, que hablaban de una explosión seguida del incendio del avión holandés, fueron desmentidas por el director del aeropuerto de Faro y por los representantes de la companía holandesa, que llegaron ayer a la localidad portuguesa.

Las cajas negras del avión han sido recogidas en la cabina de la tripulación. También se espera contar con el testimonio del piloto y los copilotos, que han sobrevivido. Entre las posibles causas del siniestro no se descarta el fuerte temporal que afectó durante todo el día al sur de Portugal, con ráfagas de viento de más de 80 kilómetros por hora.

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