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Compañeros, alemanes, árabes y jubilados

Hasta la creación de Filesa -y al margen de las ayudas económicas de los partidos socialistas, el alemán y el sueco principalmente, de los primeros años (hasta 1979)-, el PSOE había recibido donaciones directas de grandes empresas y bancos, a veces como contrapartida de los buenos oficios ante las autoridades de países gobernados por partidos con los que se mantenían entonces relaciones fraternales, en particular naciones árabes como lrak o Argelia. Estas aportaciones se diluían en la contabilidad del PSOE fraccionadas en numerosas supuestas donaciones de particulares que, una a una, no superaban el máximo autorizado por la ley. Estas donaciones no dejaban rastro.

Un caso aparte de financiación es el de Viajes Ceres, la empresa a la que se adjudicó el programa oficial y subvencionado de vacaciones para la tercera edad desde 1986 hasta 1989. Ceres fue creada por el PSOE y UGT en un momento en que las finanzas de partido y sindicato se confundían pese a que uno y otro tenían responsables de finanzas distintos -Emilio Alonso y Paulino Barrabés, respectivarnente y fue puesta en manos de un grupo de gestores cercanos a ambas organizaciones: Juan Piña, abogado y hotelero; Juan Calatayud, también abogado y empresario, y Bernardo Quetglas, empresario. De los beneficios de Ceres se hacían tres partes: una para el partido, otra para el sindicato y la tercera para los gestores. La sospecha de un sector de la dirección del PSOE de que esos gestores manipulaban las cuentas para que los beneficios a repartir fueran menores provocó el desembarco en la sociedad de los hombres de Filesa (Luis Oliveró, Carlos Navarro) para ejercer un control más directo del negocio.

Más información
Filesa fue creada a requerimiento de un banquero para cubrir las donaciones al PSOE

La llegada de estos últimos coincidió con el desvío de 833 millones de pesetas de Ceres a la empresa Aparthotel Aguamar, valorada en 3.000 millones y también controlada por empresarios cercanos al PSOE. En 1990 Ceres -que había manejado más de 10.000 millones de pesetas de fondos públicos- suspendió pagos con una deuda de 2. 100 millones de pesetas. Aguamar ha quedado en manos del Banco Bilbao Vizcaya, que ejecutó una hipoteca de 1.200 millones.

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