Pérez
Comprenderán ustedes que apellidándome Vázquez no estoy en condiciones de reflexionar críticamente sobre los referente! simbólicos contenidos en apellidos como Pérez, Gómez, Martínez, González... Es decir, yo no critico al alto mando del solchaguesco ministerio por llamarse Pérez, sino por prestarse a hacer de liebre de los tiempos futuros, refugiado en el pertrecho de un apellido sin atributos.Porque si una vez más el ministro Solchaga hubiera aprovechado un Simposio sobre la Gaita y la Mediana Empresa para lanzar el globo sonda de que efl el futuro los obreros metalúrgicos sobrevivientes a la reconversión serán deportados a Guinea Ecuatorial, la rebelión de los espíritus habría estado garantizada. Advertido Solchaga por quien puede advertirle que deje de tocar las partes más sensibles del país crítico, se ha inventado a un Pérez para que se lance como una liebre por los caminos que llevan al despido libre en la sociedad libre y abierta. Estos chicos han aprendido en los libros que el trabajo no se destruye, simplemente se transforma, y es cierto, pero lo que antes se transformaba para 500, hoy no llega ni a uno. Los buenos vinos, incluso, los hace un señor solo, que toca un botón y vendimia, pisa, fermenta, embotella, etiqueta y expende.
Nada más anunciar Pérez que el despido libre aparecerá en el próximo programa socialista, si el PSOE quiere que Felipe González encabece la lista electoral sin contradecir sus principios, todos los que tenían que desmentirle le han desmentido, todos los que tenían que insultarle le han insultado y cuantos tenían que aplaudirle, la patronal, se han destrozado las manos. Pero que nadie se llame a engaño. Por la boca de Pérez ha hablado la verdad y cuando llegue el despido libre todos pediremos que sea libre, pero dentro de un orden.
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