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Díaz Miguel reclama 96 millones de pesetas a la federación

La vista de la demanda presentada por Antonio Díaz Miguel contra la Federación Española de Baloncesto por considerar improcedente su despido como seleccionador nacional tras los Juegos Olímpicos se efectuó ayer en el Juzgado de lo Social n, 12 de Madrid y quedó pendiente de la sentencia. El abogado del técnico, Carlos Molero, reclama a la federación el pago de 96 millones de pesetas a su defendido como indemnización por su despido, que considera improcedente. Se apoya en que el vínculo existente entre Díaz Miguel y la federación, de una duración de 26 años y seis meses, era puramente laboral. "En ningún caso", dijo, "se puede entender como apropiada la cláusula de temporalidad" que esgrime la parte demandada.Molero trató de demostrar además que el contrato de Díaz Miguel no podía estimarse como de alto rendimiento. 'Tos poderes del seleccionador se limitaban a hacer propuestas", argumentó en ese sentido.

A su vez, el letrado de la federación, Pablo Espinosa, insistió en todo lo contrario: "La relación entre Díaz Miguel y mi defendida antes de 1985 fue civil de colaboración, puesto que no existía contrato. La relación posterior a dicho año se recogía en dos sujetos de temporalidad, ya que se firmaron por periodos de cuatro años marcados por los Juegos Olímpicos y los Campeonatos del Mundo".

Espinosa adujo que el cargo de seleccionador "en ningún momento puede ser un puesto del que se salga con la jubilación". Añadió que el contrato podía considerarse como de alta dirección, como el de un deportista profesional o como un contrato de temporada. "Cualquiera de estas circunstancias", explicó, Io convierte en temporal".

La parte demandante presentó como testigos a los jugadores internacionales Fernando Romay y Juan Antonio Orenga; al médico de la selección, Cristóbal Rodríguez, y a Luis Trujillano, encargado durante el periodo de 1981 a 1991 del patrocinio del equipo español.

La federación llamó a testificar a Ernesto Segura de Luna, el presidente durante los etapas de 1972 a 1984 y de 1991 a 1992 y que ahora se presenta a la reelección como único candidato.

Cuando fue preguntado respecto a si esperaba jubilarse en el cargo, Díaz Miguel recurrió a un respuesta sentimental: "Yo esperaba morirme en el banquillo, como le sucedió a Ignacio Pinedo [fallecido a causa de un infarto mientras dirigía un partido del Real Madrid]". Luego, a la salida del juicio, se mostró triste. "En este asunto", recalcó, "saldré perdiendo aunque gane. Lo que más me duele es que digan que desde 1965 hasta 1985 no era seleccionador. He aprendido que hay cosas que, de palabra, no se pueden hacer".

Segura de Luna alegó que Díaz Miguel no había sido despedido: "Sencillamente, cumplió su contrato".

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