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De espaldas a la guerra

Llegan a España las primeras familias desplazadas por el conflicto civil yugoslavo

Asisz Atilovich ha dejado atrás, a sus 64 años, a varios familiares muertos en una guerra civil de crueldad desconocida y una huida convertida en odisea. Ha dejado una casa destrozada y una ciudad Sarajevo, que no sabe si volverá a ver algún día. Deja además la incertidumbre de una guerra sin final visible. Ayer, cuando en el aeropuerto de Skopie (la capital de la República de Macedonia) se despedía de algunos compañeros del campo de refugiados y se disponía a embarcar en el vuelo de Iberia 3.870, con destino a Madrid, sólo pensaba en dar la espalda a todo aquello.

Atilovich subió al avión, fletado por el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas, con la misma idea que el resto de los 157 refugiados, la mayor parte de ellos musulmanes, que logran huir en España de la guerra desatada en Bosnia-Herzegovina. Despegaron del aeropuerto de Skopie vitoreando a Bosnia y desplegando una pancarta con un "viva España".Las 158 refugiados que anoche llegaron a Madrid han pasado los últimos seis meses en campos de refugiados cercanos a la capital macedonia. A partir de ahora les esperan los centros de acogida preparados por organizaciones no gubernamentales españolas en Soria, Zaragoza, Marbella y Punta Umbría (Huelva). Una nueva vida en un país del que muchos confesaban no tener más noción que alguna referencia como lugar turístico y como sede de unos Juegos Olímpicos.

Son los primeros que llegan para establecerse en España de una forma que, si los acontecimientos no cambian radicalmente en su país, puede ser muy prolongada o incluso definitiva.

Cuando se completen a media dos de diciembre los dos programas puestos ahora en marcha, España habrá acogido a unos 2.500 refugiados: 1.000 ex prisioneros de campos de concentración y 1.500 personas desplazadas de sus hogares por la guerra.

El primer contingente de refugiados que han sacado de los campos de Macedonia organismos no gubernamentales españoles como la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) y el Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL) -la inmensa mayoría musulmanes bosnios- ha estado formado por 87 niños y 71 adultos pertenecientes a 41 unidades familiares.

La mayor parte de los refugiado huyeron de Sarajevo y de los pueblos de alrededor, aunque no faltan huidos de otras ciudades que han pasado ya a la trágica geografía de la guerra yugoslava: Mostar, Gorazde, Travnik, Pale... y así, hasta 14 nombres detrás de los cuales se esconde la locura de la guerra.

Nacido en el exilio

Es lo que piensa Atilovich, viudo desde hace dos semanas, que a sus 64 años es uno de los más veteranos de la expedición. Víaja con una hija y cinco nietos. El más joven del grupo ha nacido ya exiliado. Alma Hasimbegovic huyó de Sarajevo dejando allí a su marido, que lucha al lado de los musulmanes y que sólo ha sabido de su hijo -Atman nació en agosto- a través de los mensajes que por emisora de radio' aficionado se cruzan una vez en semana entre Sarajevo y los campos de refugiados de Macedonia.También se ha quedado luchando en Sarajevo el abogado Damier Masic. Su mujer, Sonia, salió de la ciudad el 2 mayo pasado en plena ofensiva serbia contra la ciudad. Cuando se le pregunta si es serbia o musulmana encoge los hombros e intenta esbozar una sonrisa. "Mi marido es musulmán; mi madre es musulmana y mi padre es serbio; mi suegra es serbia...".

No fue esta la única muestra de solidaridad que la guerra yugoslava despertó ayer en España. De Madrid salió, patrocinado por la Cruz Roja, un convoy con 75 toneladas de ayuda para la población afectada por. la guerra. La caravana fue despedida por deportistas de origen yugoslavo que juegan en las filas de equipos españoles, como el futbolista Robert Prosinecki, y los baloncestistas Igor Jovicevic y Danko Cujeticanin.

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