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De la 'limpieza étnica' al sol de Valencia

45 ex prisioneros bosnios cambian el infierno yugoslavo por la playa de Gandía

Han pasado de la limpieza étnica a una playa de Gandía (Valencia) en apenas unas horas. Cuarenta y cinco bosnios musulmanes pasean ahora por la arena, frente al mar, después de salir del infierno de la antigua Yugoslavia gracias a la ayuda del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Aterrizaron en Valencia la noche del pasado sábado y marcharon para Gandía, donde ayer ya comieron paella en el hotel donde se alojan. Se trata del primer grupo de ex prisioneros bosnios que llega a España, país que acogerá a un millar de refugiados salidos de campos de concentración.Llegan desde la Europa de las postrimerías del siglo XX, pero han sido torturados. Algunos incluso han visto cómo sus familiares eran asesinados, informó Ramón Muñagorri, presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado CEAR). Sus únicas culpas son haber nacido en la ex república yugoslava de Bosnia, integrar la población musulmana de la región y no haber tomado partido por los serbios. "No son campos de concentración, son campos de exterminio", clamó en el aeropuerto de Manises el delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Francisco Granados. Los serbios llegaron a sus pueblos, los sacaron a la Plaza y se los llevaron, informó Granados con la voz quebrada por la emoción.

Pihic, un miembro del grupo, elegido portavoz, va rememorando los nombres de los campos de concentración: Omarska, Prijedor, Manaça, Trnopolje y otros. Pihic lanzó ayer un llamamiento desesperado sobre, la situación del campo de Topovar, donde, según indicó, todavía quedan muchos detenidos.

Estaba prevista la llegada de 50 ex prisioneros, pero cinco no salieron de Zagreb (Croacia) por razones aún desconocidas. Tampoco se sabe cuándo llegarán los familiares de los 45 refúgiaados que ya se encuentran en Gandía. La razón es que el ACNUR realiza intensas gestiones para su localización, pero aún sin éxito debido a la caótica situación de Bosnia.

Una bolsa de deporte a medio llenar es todo su equipaje. La tristeza y el cansancio se reflejan en sus rostros, pero tuvieron ánimos para aplaudir en el autobús, camino de Gandía, al ser informados de que podían utilizar los campos de deporte y las piscinas de la ciudad. "Fue el único momento en el que mostraron alegría", comentó un testigo. También ellos fueron aplaudidos al llegar a Valencia, pero ni uno solo tuvo fuerzas para sonreír.

Según María Jesús Arsuaga, secretaria general de la CEAR, el grupo forma parte de los 1.300 refugiados que tenían prevista su salida desde el campo croata de Karlovac hacia distintos países europeos. Otros 6.000 detenidos por el Ejército serbio no pueden salir aún porque ningún país se ofrece para albergarlos. Quizá no en todas partes se comparten las palabras que pronunció el sábado en Valencia Guillerme da Cunha, representante en España del ACNUR: "Proteger a los refugiados es contribuir a la paz".

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