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Del todo a la nada

Patri se va del Atlético entre el desprecio de sus compañeros

A sus 15 años de edad, el Atlético de Madrid le llenó de elogios y dinero. Le hizo creerse más que nadie. Varios después ha sido despedido por la puerta de servicio. Patricio Rubio, Patri, vivió este tiempo entre el mimo de los directivos y el desprecio de sus compañeros, que celebraron su marcha. Ahora, con 19 y muchos menos billetes en su contrato, está a punto de iniciar una nueva etapa en el Barcelona."Mal bebedor, mal jugador, mal perdedor, es Judas, el Miserable, es un auténtico cabrón". El tema de La Frontera fue coreado por algunos jugadores del Madrileño cuando se despidieron de Patri dos días después de que el Atlético decidiera prescindir de sus servicios. Fue un síntoma claro del distanciamiento que existió siempre entre ellos. Sobre todo, por su dinero - 15 millones de ficha y 400.000, 500.000 y 600.000 pesetas de sueldo por cada uno de los tres años del contrato- Ni los jugadores del filial -130.000 pesetas brutas al mes-, ni los del primer equipo- algunos no te nían ni la mitad de ficha que él, un juvenil- encajaron tal des proporción. El interés que despertaba entre los periodistas, su popularidad, el mimo que recibía por parte del club y, ante todo, su comportamiento altivo aumentaron su mala imagen. Es taba mal visto incluso por la primera plantilla, que no so portó sus presuntuosas visitas con la camiseta de la selección española."¿Quién se cree este chico?", comentaban. Sus años de rojiblanco estuvieron carga dos de desprecios, indirectas y sospechas.

Patri se ganó enemigos des de el principio. "Se me subió el contrato a la cabeza y me creí más que mis compañeros", reconoce. En su primer entrenamiento con el Madrileño, el jugador Sergio Corral le hizo una entrada durísima. Patri se volvió: "Eso es de tarjeta roja". La respuesta fue contundente: "Niño, bájate del tiesto. Te vas a llevar siete peores".

Detalles como negarse a formar parte de una comisión negociadora para defender ante el club los intereses del equipo agravaron la situación. "Me habría perjudicado", se justifica. Su amistad con Rubén Cano, el secretario técnico del club y enemigo de la mayoría de los jugadores del Filial, con el que llegó a compartir piso, le cerró para siempre las puertas del vestuario. Le creó un cartel de futbolista que jugaba sin merecerlo y de ser el la chivato de la plantilla.

Patri también tiene quejas: "Noté que había muchas camarillas. No quise entrar nunca en ellas. Habría sido mi perdición. No admitían que nadie fuera más que ellos. Siempre fi( fui a lo mío, soportando las indirectas, los ataques. Lo que más me molestó es que hubiera m jugadores que en los partidos buscaran todas las soluciones menos pasarme el balón a mí".

Cuando el club, el único di que había estado siempre de su lado, se negó a renovarle, Patri ya estaba harto. Renunció a 108 millones de pesetas e hizo las maletas con la intención de borrar para siempre su pasado. Está a punto de firmar con el Barcelona por una cantidad muy inferior a la que le llevó del Betis al Atlético -un millón doscientas mil pesetas de ficha y cien mil de sueldo-

Se fue triste del Atlético, aun con palabras de agradecimiento para aquellos entrenadores, preparadores físicos y jugadores que le tendieron la mano. Y con la lección aprendida: "Habría cambiado mi contrato millonario por un buen recibimiento de la plantilla. No se puede triunfar solo".

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