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El arzobispado organizará una gran colecta en febrero para amueblar la Almudena

Juan Antonio Carbajo

La catedral de Santa María la Real de la Almudena tiene cúpula -se remató el miércoles-, pero carece de muebles, luz, calefacción, vidrieras, retablo o pila bautismal. El cardenal Ángel Suquía comentó ayer, al final de la misa de la patrona que celebró ante miles de madrileños, que el rzobispado organizará en febrero una gran colecta encaminada a conseguir los 600 millones que aún necesita la catedral para que en junio sea bendecida por el Papa. El alcalde, José María Álvarez del Manzano, renovó el tradicional voto de villa, acoinpañado por sólo la mitad de sus concejales del PP y ninguno de la oposición.

El cardenal Ángel Suquía estaba ayer feliz: "Hoy es un día de sol espléndido, y alegre para la Iglesia de Madrid, que celebra con indecible júbilo el maravilloso acontecimiento. Por fin se ha terminado Santa María la Real de la Almudena". Así empezó Suquía la homilía que ayer celebró ante miles de personas que abarrotaban la explanada de la catedral y parte de la calle de Bailén. Acudieron más madrileños que en los últimos años, calculó un sacerdote, porque "ha habido más publicidad que nunca con la terminación de las obras". La madre del Rey, doña Mercedes, estaba entre los fieles.Pero la catedral todavía no está abierta para el culto a la patrona. Ni siquiera alberga aún la imagen auténtica de la Almudena, que espera en la catedral en funciones, la colegiata de San Isidro. Faltan 600 millones de pesetas para acondicionar el altar mayor, la capilla del Santísimo, las sedes penitenciales, la iluminación, la calefacción, la megafonía, las. vidrieras. Una larga lista que enumera el vicario episcopal, Antonio Astillero.

Suquía recordó en la homilía que aún no se ha llegado al final del camino: "Hermanos y hermanas que con entusiasmo y generosidad habéis contribuido y estáis dispuestos a seguir contribuyendo. Dios salve vuestros nombres, y os aseguro que Él es un buen pagador". Terminada la celebración, el cardenal comentó que en febrero el arzobispado organizará "una gran colecta". "A quien quiera contribuir, yo le pongo la bandeja", explicó.

El cardenal es optimista. Después de todas las vicisitudes por las que ha pasado el proyecto desde que se puso la primera piedra, hace más de un siglo, lo que resta "es sencillo", considera Suquía. "Sólo falta habilitar la capilla al culto. Va a quedar digno".

Además, el arzobispado no recurrirá a comprar todo el mobiliario de la Almudena. El retablo que albergará la imagen de la Virgen será el mismo que está en la capilla del palacio arzobispal, adonde llegó en 1885 como regalo de la archidiócesis de Toledo. Se trata de una obra del siglo XIV, de Juan de Borgoña, recuerda Astillero. La pila bautismal tampoco será nueva. "Traeremos la que existe en la iglesia de San Martín y que fue la misma en la que se bautizó la madre Soledad Torres Acosta", explicó el cardenal Suquía.

Todo deberá estar preparado para el mes de junio, cuando Juan Pablo II bendiga la catedral aprovechando su paso por Madrid y Sevilla.Matanzo, bastonero

Mientras tanto, el alcalde siguió la tradición de renovar, el voto de villa, un acuerdo que adoptó el concejo en 1646 para agradecer a la Virgen su divina intercesión en las inundaciones del año anterior. Entonces, los vecinos sacaron en procesión la imagen de la Almudena para que cesara, la tormenta.

José María Álvarez del Manzano sólo consiguió reunir a la mitad de sus 30.concejales. Uno de ellos, el residente del distrito Centro, Ángel Matanzo, fue el encargado de entregarle el bastón de mando al llegar a la catedral, un acto que sólo recientemente se ha incluido en el protocolo. Ningún concejal del PSOE ni de IU acudió al voto de villa. Tampoco estuvo el portavoz del PP en la Asamblea, Alberto Ruiz Gallardón, habitual otros años.

El alcalde se ciñó en su intervención al protocolo religioso. Hizo una ofrenda floral y leyó la oración a la Virgen. Sólo al final del acto se sumergió en el baño de afecto desenfrenado que le brindaron algunas de las asistentes a la misa.

Durante el acto, Suquía bendijo la catedral entre madrileñas insinuaciones. El cardenal estaba al pie de la esta tua de Felipe II -"el rey que trajo la capitalidad a Madrid", dijo- con la capa pluvial (antilluvia) que regaló Carlos III, "el mejor alcalde que tuvo Madrid".

Radiografía divina

La imagen más antigua de la Virgen de la Almudena no está en la catedral. Allí sólo se encuentra una réplica. La estatua verdadera aguarda la terminación del mayor templo de Madrid en la colegiata de San Isidro, adonde se refugió en 1954. Su traslado se efectuará en una procesión semanas antes de la visita del Papa, programada para el mes de junio, comentó ayer Antonio Astillero, vicario episcopal.Pero antes de su viaje procesional, la imagen de la Virgen será sometida a una restauración que incluirá la realización de radiografías. Se trata de averiguar qué contiene en su interior.

Según un miembro de la congregación de la Real Esclavitud Nuestra Señora la Real de la Almudena, hay sospechas de que dentro de la estatua que reposa en San Isidro se encuentra un trozo de la primitiva imagen de la Virgen, aquella que se escondió en un lienzo de la muralla árabe en 712 y que apareció milagrosamente en 1085.

Aquello ocurrió cerca del almudin (depósito de trigo) que dio nombre a la patrona de la capital.

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