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LA BATALLA POR LA CASA BLANCA

En la cola para votar

Demócratas y republicanos comparten un triunfo: el del aumento de la participación

Ronald Dink tiene esperanzas en el futuro; Mary Combrink, confianza. El primero votaba por el candidato demócrata, Bill Clinton; la segunda, por el actual presidente, el republicano George Bush. La división republicanos frente a demócratas que cruza la sociedad norteamericana en un curioso zigzag que deja a liberales y conservadores en cualquiera de los dos lados de la línea tenía su reflejo en las colas de votantes que se formaron ayer en el precinto número 2 del Distrito de Columbia, un jardín de infancia en los sótanos de una iglesia baptista de ladrillo rojo, en un barrio poblado en su mayoria por jubilados y estudiantes de la Washington University. El aumento del número de votantes era la noticia que compartían demócratas, republicanos e independientes como una victoria de todos.

La propaganda electoral no está prohibida el día de la elección. Sólo hay que respetar las distancias y alejarse 50 pies (unos 15 metros) de la puerta de los colegios electorales para entregar la propaganda a los ciudadanos que entran a cumplir su obligación. Y una de las ayudas que prestan es orientar a sus simpatizantes con la papeleta electoral, donde cada ciudadano debe tomar múltiples decisiones.Por ejemplo, en Washington, Distrito de Columbia, sede de la capital federal, además de elegir presidente, los residentes votan por su delegado ante la Cámara de Representantes, un par de concejales, un delegado en el consejo de educación, dicen sí o no a la limitación de contribuciones económicas en las campañas políticas municipales, o si están a Pavor o en contra de la pena de muerte.

Una consulta tan compleja se resuelve, en Washington D. C., con una papeleta electoral que tiene la forma de una tarjeta de ordenador, con un recuadro para cada candidatura y consulta, que los electores perforan en una cabina. La tarjeta perforada se mete, por discreción, en un sobre de la que se saca en el último momento para depositarla en la urna.En otros Estados se emplean otros sistemas para depositar el voto. Según la Comisión Federal de Elecciones el 60% emplea la tarjeta de ordenador, el 25% una máquina con palancas para pulsar en función de cada candidatura o consulta, el 5% lo hacen con máquinas electrónicas y otro 5% la clásica papeleta de voto en urna. Los nuevos sistemas de voto facilitan después el recuento de votos.Múltiples requisitos

A la complejidad mayor o menor de la votación en función de que sea máquina, tarjeta o papeleta se suman los diferentes requisitos que se exigen para registrarse en cada Estado antes de cada votación. Ello hace, en parte, que en Estados Unidos la abstención sea más alta que en muchos países europeos.

Así, en las pasadas elecciones presidenciales, que registraron la mayor abstención desde la II Guerra Mundial, sólo votó el 50,1% de los electores, en edad de votar, pero lo hizo el 70% de los que se habían registrado.

Sara Culminan, una joven voluntaria que repartía propaganda favorable a Bill Clinton cerca del colegio electoral, auguraba que esa situación cambiará con la próxima legislatura. "El presidente Bush vetó una ley aprobada por el Congreso que permitía registrarse, para votar al mismo tiempo que se obtenía o se renovaba el carné de conducir. Ello iba a permitir que se redujera espectacularmente la abstención, pero esta vez no ha podido ser. Clinton no vetará la ley cuando se apruebe de nuevo", añadió.

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El tono de los voluntarios y votantes, republicanos, demócratas o independientes, cordial y relajado en una jornada tan decisiva, contrastaba con el tono que sus candidatos han utilizado en las jornadas finales de la campaña. Incluso un tema tan emocional en muchos sitios como es la pena de muerte no levantaba demasiada polémica entre la gente que formaba cola ante las urnas."Asustarles""Hay que mandarles un mensaje, asustarles" decía un joven estudiante. Casi ninguno de los que confesaban estar en favor de la pena de muerte, y eran muchos, se atrevía a asegurar que la medida tuviese efecto inmediato en la reducción del número de asesinatos que padece Washington, el más alto, proporcionalmente, de cualquier capital del país.Otra de las características de las colas que se formaron ayer ante los colegios electorales de la capital era el número de jóvenes, estudiantes o no, que en número muy superior al de otras convocatorias han acudido este año a las urnas.

Y bastantes de ellos decían haber optado por la candidatura del independiente Ross Perot, una candidatura que contiene una importante carga de protesta contra el funcionamiento de los dos partidos tradicionales.

Pero el cambio moderado que ha prometido el demócrata Bill Clinton o la continuidad con reformas que ha defendido el presidente George Bush siguen siendo las dos orillas de la gran corriente política que domina Estados Unidos.

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