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Sonora pitada en Ferrocarril para reclamar el fin de las obras del Pasillo Verde

A medio kilómetro de distancia se escuchaban anoche pitidos de silbatos desde el paseo de las Delicias, aunque a los que organizaban el ruido casi ni se les viese. En arranque de la calle Ferrocarril, desde la glorieta de Santa María de la Cabeza, unos 250 vecinos y comerciantes demostraban, soplando con fuerza sus silbatos, que se les ha agotado la paciencia ante las obras del Pasillo Verde Ferroviario.

Los vecinos y comerciantes de esta calle "gafada" consultados ayer aseguraban que hasta ahora no habían protestado, pues confiaban en los plazos de terminación de las obras comunicados por el Consorcio Pasillo Verde Ferroviario (formado por Renfe y el Ayuntamiento de Madrid). Pero "a finales del verano esto seguía igual que en invierno", afirma, Jesús Alvarez, uno de los organizadores de la protesta.La queja que repiten los moradores de la calle es la lentitud de las obras: "Hay muchos días en los que ves dos o tres trabajadores", asegura el gerente de un concesionario de automóviles de la calle, en la que hay cuatro comercios de exposición y venta de vehículos. Talleres, tiendas de barrio (textil, papelerías, una óptica y un supermercado) y varios bares completan la lista de la treintena de comercios en estos 300 metros de calle.

El hartazgo de los ciudadanos es comprensible si se tiene en cuenta que la calle ha sido abierta numerosas veces en los últimos años. "El bulevar fue la última inauguración a la que asistió Enrique Tierno Galván antes de morir", dice Pilar Cabeza, de 70 años, en referencia a la penúltima obra. Entonces se dejó un espacio central para los peatones, con entramados metálicos en los que crecieron, mientras pudieron, enredaderas, y se bancos y quioscos.

El concejal de Arganzuela Clemente Torres ha explicado que el retraso de los trabajos se debe a la tardanza de las empresas instaladoras de la red telefónica y eléctrica.

La acera de los números impares tiene sus farolas apagadas. En el transcurso de las obras ha llegado a estar sin luz toda la calle, lo que ha provocado situaciones de inseguridad, denuncia Pilar Cabeza. La señora resume el resto de los problemas: ratas que suben del túnel por donde pasa el tren, dificultad de acceso de las ambulancias y de los coches de bomberos y riesgo de que los mayores den un buen traspiés al cruzar el suelo terroso abollado.

La calle de Santa María de la Cabeza sufrió anoche importantes retenciones debido a la media hora larga do, manifestación, a partir de las ocho de la tarde.

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