La Comisión Europea acenta el plan español para la siderurgia integral, aunque pide algunos retoques
El comisario británico, Leon Brittan, encargado de velar por la libre competencia, no se salió ayer con la suya. La Comisión Europea considera viable el plan de reestructuración de la siderurgia integral española, dedica incluso elogios a la calidad del proyecto ("valiente y constructivo") y se limita, a observar que la crisis siderúrgica que afecta a Europa obligará a reducir la ratio entre inversiones públicas y producción. "Fue una de las reuniones más complicadas, más difíciles y tensas de las que ha habido en la Comisión", comentó uno de los asistentes.
El plan de la siderurgia integral prevé la fusión de Altos Hornos de Vizcaya y Ensidesa en una nueva empresa, Corporación de la Siderurgia Integral (CSI), con una inversión global de 600.000 millones de pesetas. Incluye asimismo la instalación de una acería compacta en Sestao destinada a la fabricación de 900.000 toneladas de productos intermedios, con una ocupación de 800 puestos de trabajo. En el diseño de la nueva empresa, la planta de Sestao ocupa un lugar central.Brittan pretendía que la Comisión propusiera la eliminación de la acería al Consejo de Ministros. Según sus argumentos, la Comisión debía prejuzgar las dificultades que encontraría el plan entre los Estados socios y facilitar así la aprobación del plan por el Consejo, que en este caso debe tomar su decisión por unanimidad.
El plan había recibido un primer dictamen favorable por parte de una consultora independiente, encargada por la Comisión y por el Gobierno. Leon Brittan encargó posteriormente, y sin conocimiento del Gobierno español, otra consultoría, esta vez para dictaminar únicamente si el plan era viable desde el punto de vista de la situación de la siderurgia europea y de las reglas de la competencia. La nueva consultoría recomendó eliminar la planta de Sestao para limitar la producción. Las 900.000 toneladas de productos intermedios iban a pasar directamente a la facturación de los competidores de la siderurgia española.
En el comunicado de la Comisión considera únicamente la primera consultoría, atendiendo así a la protesta del ministro de Industria, Claudio Aranzadi, que denunció la vulneración de las normas de comportamiento usuales entre los Estados y la Comisión. "La Comisión decide, en. base al informe de un consultor designado conjuntamente por la Comisión y por las autoridades españolas, que el plan para la CSI es viable", dice el comunicado.
La task force o grupo de trabajo de Brittan para la libre competencia vulneró, según otras fuentes, también otra regla no escrita, habitual en la Comisión: el último informe sobre los temas delicados suele encargarse a un funcionario de la nacionalidad afectada, cosa que no sucedió en el caso de la siderurgia española.
Satisfacción
El secretario general de la Corporación de la Siderurgia Integral, Mauro Lozano, expresó ayer a EL PAÍS su satisfacción por el acuerdo, aunque aseguró que "esto es sólo la condición necesaria, pero no suficiente, pues ahora queda lo más difícil, que es conseguir la aprobación por unanimidad del Consejo de Ministros". Lozano reconoció y agradeció la labor de los dos comisarios españoles.
La Comisión quiso salvar la cara al comisario británico, con una frase que abre la posibilidad de algunos recortes del plan. "Sin embargo -dice el comunicado- a la luz de las actuales dificultades que atraviesa el mercado del acero en la CE, la Comisión considera que la relación entre la intensidad de la ayuda y la extensión de la reestructuración propuesta debe ser mejorada".
El secretario general de la CSI aseguró que el plan tiene pocas posibilidades de nuevos recortes, ni en inversión ni en producción, tal como - sugiere la Comisión. También afirmó que era injusto considerar las ayudas sociales en el cómputo global del coste. En el caso de la siderúrgica italiana Ilva, reestructurada en 1988, que afectaba a casi 20.000 trabajadores, la Comisión no consideró las ayudas sociales.
La reunión de ayer se preparó en un, clima de tensión. La ausencia del presidente de la Comisión, Jacques Delors, que alegó una gripe, molestó al Gobierno español, que no considera correspondida su defensa de la Comisión. Algunas fuentes de esta última, observaron que la luz roja a la reestructuración de la siderurgia podría desencadenar un estado de opinión antieuropeo en España.
"Los españoles no están acostumbrados a negociar bien en Bruselas", afirmaba hace escasos días un funcionario británico de la CE. La resolución de ayer puede ser quizás todo un síntoma de que las cosas empiezan a cambiar.
La Comisión también decidió proponer la autorización de 505 millones de ecus (unos 70.000 millones de pesetas) para el plan de reestructuración de Sidenor, que implica la reducción del 39% de la plantilla y el recorte del 31% de la producción.
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