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La policía desarma a un grupo punki que desembarcó el sábado en Leganés

La policía se ha incautado este fin de semana de un auténtico arsenal de palos, navajas y cadenas, pertenecientes a un grupo de punkis que llegaron a Leganés la noche del sábado, procedentes de Villaverde y Getafe, con la presunta intención de reproducir los incidentes provocados hace un mes entre punkis locales y cabezas rapadas. La policía despliega un dispositivo de vigilancia especial desde que las dos bandas rivales se enfrentaron, fruto del cual es la redada de la noche de este último sábado. La mayor parte de las armas y objetos contundentes incautados se hallaban escondidos en el interior de un bar de la calle de San Andrés, núcleo de reunión de los punkis.Sobre las once de la noche del sábado, una treintena de jóvenes entre 17 y 23 años llegaron a Leganés en el tren después de haberse concentrado en la estación de Villaverde. La policía procedió a su cacheo en las inmediaciones del bar Tolo. Cuando se registró el local se encontraron 18 estacas de madera, siete barras de hierro, cuatro navajas, tres machetes, cadenas, cinturones con tachuelas, puños americanos y aerosoles paralizadores. Todo estaba camuflado en los futbolines y máquinas tragaperras del bar.

Pequeños incidentes

Después de la operación, y una vez desarmados, iodos los jóvenes fueron puestos en libertad. Algunos se desplazaron entonces a la zona centro y ocasionaron pequeños desperfectos en el mobiliario urbano, como papeleras y señales de tráfico. Además, tiraron a la calle bolsas de basura que estaban en los contenedores.

Según el concejal de Seguridad Ciudadana, Manuel Muñoz Cejudo, la prevención es necesaria en fenómenos como el de esta guerra de bandas que surgía en Leganés hace un mes. "No sé qué habría pasado si no hubiéramos montado el dispositivo; hubieran llegado a la barbarie", concluye el concejal.

Según fuentes policiales, estos jóvenes no forman bandas organizadas y carecen de líderes y jefes intermedios. Se citan por teléfono o quedan en su lugar habitual de reunión y desde allí comienzan las correrías.

En el caso de este municipio de 170.000 habitantes, todo empezó, según algunas versiones, porque los cabezas rapadas pegaron a un punki. Con represalias y contrarréplicas, cada fin de semana mantienen en jaque a las fuerzas de seguridad, que hasta ahora han podido evitar, salvó pequeños incidentes, que se reprodujeran los actos vandálicos.

Según el comisario de Leganés, Eusebio Fraguas, se va a enviar un informe urgente a la Delegación del Gobierno para ver si considera oportuno cerrar el bar Tolo, además de mantener la vigilancia los fines de semana.

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