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González se lamenta en el funeral de Brandt de quienes "todavía cuestionan" la Unión Europea

Los líderes del mundo alabaron ayer a Willy Brandt como un gigante de la historia de Alemania. Los llamamientos a la solidaridad y a la unidad constituyeron el núcleo central de los discursos pronunciados en Berlín durante el solemne funeral de Brandt. Desde la calificación de "hombre puente" que le dedicó el canciller alemán, Helmut Kohl, hasta el lamento del presidente español, Felipe González, sobre "quienes todavía cuestionan" la unidad alemana y europea, los oradores utilizaron la memoria y la vida del fallecido líder socialdemócrata para lamentar su ausencia en un momento histórico en el que sus ideales y realizaciones parecen tambalearse.

Para Kohl, Brandt concibió su objetivo vital en constituirse como un puente, "un puente sobre el muro y la división de la ciudad, un puente con nuestros vecinos del Este, un puente entre el Norte y el Sur. Se veía a sí mismo como un alemán, un europeo y un ciudadano del mundo, todo al mismo tiempo".Pero el discurso más político fue el que pronunció quien fuera su protegido durante los últimos tiempos del franquismo y la primera transición en España. González, que habló en nombre de la Internacional Socialista (IS) y que llegaba de la cumbre comunitaria de Birmingham de asistir a cómo se tambalea el proceso de Unión Europea, se lamentó de la ausencia de Brandt refiriéndose directamente a la situación actual. "¿Qué significa eso cuando media Europa está saliendo de la dictadura y empieza a sufrir los embates de nacionalismos excluyentes?"', se preguntó. "¿Qué significa eso cuando la otra mitad parecía haberse encontrado y haber aprendido de las lecciones de la II Guerra Mundial y ahora aún se interroga sobre la necesidad de más entendimiento, más cooperación y más solidaridad entre nosotros? Tus amigos sabemos cuánto trabajaste para la unidad alemana, cuánto te esforzaste por una mejor y mayor Unión Europea".

"Lo hiciste con paciencia y sin doctrinarismos", dijo el presidente español, "pero hoy, conseguida la unidad alemana y a punto. de dar un nuevo paso en la Unión Europea, piezas ambas de un mismo proceso histórico en el que estamos todos implicados, algunos cuestionan todavía lo uno y lo otro".

El imponente edificio del Reichstag acogió ayer a más de 1.600 invitados que habían llegado de todo el mundo. Junto a las máximas autoridades de Alemania: el presidente, Richard von Weizsácker; el canciller, Helmut Kohl, y la presidenta del Parlamento, Rita Süssmuth, se encontraban, entre otros, el jefe del Estado francés, François Mitterrand, el presidente González, el príncipe Carlos de Inglaterra, el secretario general de la ONU, Butros Gali, el presidente venezolano Carlos Andrés Pérez y el último presidente de la desaparecida URSS, Mijail Gorbachov.

La ceremonia se inició con el primer movimiento de la Séptima Sinfonía de Franz Schubert, interpretada por la Filarmónica de Berlín dirigida por Claudio Abbado. A continuación hablaron, por este orden, Von Weizsácker; Süssmuth, Kohl, el presidente del SPD, Bjórn Engholm, González, y el alcalde de Berlín, Eberhard Diepgen. Acabada la ceremonia oficial, tuvo lugar el entierro privado en el cementerio de Zehlendorf.

González se entrevistó en Berlín con Guénadi Búrbulis, secretario de Estado ruso, y reiteró su invitación al presidente Borís Yeltsin para que viaje a España en visita privada.

"Adiós, amigo Willy"

Felipe González visitó a Willy Brandt a mediados del mes pasado en su casa de Unkel, después de que el agravamiento del cáncer que le llevó a la muerte le impidiera asistir en Berlín al congreso de la Internacional Socialista. Ayer, el presidente español no pudo evitar referirse a aquella visita y lo hizo desvelando públicamente sus emociones.González, cuya relación con Brandt tuvo sus altos y bajos -en el Partido Socialdemócrata aún se recuerda con dolor su ausencia en el homenaje que se ofreció a Brandt con motivo de su 75 cumpleaños-, debió ser una de las últimas personas, aparte de sus familiares, que le vio con vida. "Los dos sabíamos que aquello era tina despedida", dijo, "pero confieso que no fui capaz de expresarme en aquel momento, aunque lo sintiera como tú".

Tras aplicarle el verso de Antonio Machado de haber sido 11 en el buen sentido de la palabra, bueno", el jefe del Gobierno español añadió: "Adiós, amigo Willy, nuestro homenaje será el seguir trabajando por tus ideales europeos internacionales, lo haremos con el mismo entusiasmo que tú nos mostraste, pero te confieso, y quiero confesar a todos, que será difícil llenar el hueco de tu ausencia".

La muerte de Brandt ha despertado precisamente este sentimiento en Alemania, el de una cierta orfandad. El país ha perdido la última de las figuras que lo levantaron de la ruina moral en que quedó tras el nazismo. Brandt era el representante de "los otros alemanes", aquellos que nunca aceptaron a Hitler, aquellos que, a lo largo de la historia, han apostado por la generosidad, la tolerancia y la solidaridad.

Por eso, en estos momentos agitados y de incierto futuro, cuando parece que la historia da marcha atrás y la sombra de un oscuro pasado levanta de nuevo su cabeza, en particular sobre Alemania, habría que recordar lo que el fallecido escribió en sus memorias refiriéndose a los terribles años de la posguerra: "La capacidad del ser humano para cerrar los ojos es casi ilimitada, y no sólo para los alemanes que permanecieron en el país. Ésta es' una de las cosas principales para comprender el nazismo y, de otra manera, el estalinismo".

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