Hablar, no morder
Suelo escuchar en las diferentes emisoras de radio las distintas tertulias que se han puesto tan de moda y la verdad es que en ellas se ve la calidad de diálogo de las personas y se observa que en cada españolito tenemos un ser apasionado por algo, ya sea para bien o para mal.En la mayoría, no se dejan hablar unos a otros porque los temas casi siempre son políticos o económicos, y de eso entendemos todos. Pero entendemos mucho más que nuestro interlocutor. Eso siempre. Y no digamos si se habla de la corrupción; esa que parece haber nacido hoy. En fin, en casi todos los temas dialogamos a golpes de interrupción.
Pero hay un auténtico señor del diálogo, de la ecuanimidad y la lógica ante el cual rindo mi admiración: Antonio de Senillosa. Este auténtico señor de la pala
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Hablar, no morder
Viene de la página anteriorbra es uno de esos personajes extraños que no está excesivamente enfadado nunca contra nadie. Porque escuchando a los diferentes periodistas o intelectuales parece que siempre odian a alguien o le tienen mucha rabia. Por ejemplo, el Gobierno, en algunas emisoras, ha entrado ya en estado de odio lacerante.
Todo el mundo les odia, pero nunca escucho ideas que se den para arreglar los problemas que tenemos. La crítica así es muy fácil. Lo otro es muy difícil. Por eso admiro a Senillosa, que puede criticar sin herir y que incluso sabe ponerse en el lado del herido reconociendo los problemas que los demás le achacan. La desgracia es que en este país tienen más cancha los impresentables y su soldadesca que personas que simplemente saben hablar y no morder. Claro que esto no es lo que vende.- César Moya Villasante.
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