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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Checoslovaquia

En EL PAÍS del domingo 13 de septiembre, en la sección de Negocios, apareció bajo el título Sentencia de muerte un artículo de la corresponsal vienense Vivianne Schnitzer dedicado a los problemas económicos de los futuros Estados independientes surgidos de la actual Checoslovaquia. Lamentablemente, en su artículo hay tantas afirmaciones imprecisas que nos vemos obligados a comentarlas.En primer lugar, el análisis abunda en datos estadísticos que podrían darle mayor credibilidad. Podrían, pero no lo hacen, puesto que en ninguna parte se mencionan las fuentes de esos números que la autora maneja Así, nadie puede verificar si está correcto o no lo que se afirma en el mencionado artículo. Naturalmente que no se puede ocultar, y tampoco es nuestro propósito, que los debates acerca de la partición de Checoslovaquia en dos Estados independientes perjudican por el momento sus actividades en el terreno del comercio exterior.

La autora lo expone claramente al afirmar que "un 20% de los inversores extranjeros ha roto las negociaciones que mantenía con empresas checoslovacas en programas de privatización". Aquí habla de empresas checoslovacas, de manera que no entendemos por qué en el subtítulo subraya la huida de los capitales de la República Eslovaca.

No cabe duda de que, desde 1989, muy pocos capitales hallaron el camino hacia la parte oriental de la Federación Checoslovaca. Pero esa dificultad se registraba también antes del comienzo de los debates sobre un nuevo ordenamiento de Checoslovaquia, y tenían razón los defensores de los intereses económicos de Eslovaquia cuando afirmaban que para la mayoría de los inversores extranjeros Checoslovaquia terminaba a 100 kilómetros al este de Praga.

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Y finalicemos por el título. No cabe duda de que la futura división de la actual Checoslovaquia traiga muchos problemas a los dos nuevos Estados. Sin embargo, llamar a tal paso "sentencia de muerte" es una exageración inútil. Si es tal la decisión de un pueblo, hay que respetarla aunque no guste al locutor. Y, francamente dicho, ¿acaso la autora conoce en la Europa de hoy algún otro tipo de la identificación nacional más oportuno y menos fatal que el de los eslovacos? A pesar de las críticas que acabamos de hacer, su periódico sigue de nuestra alta consideración que no puede ser alterada por un solo artículo no tan bien logrado como la mayoría aplastante de los demás.- Agregado de prensa de la Embajada de la República Federativa Checa y Eslovaca.

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