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Rojo justifica la devaluación y la permanencia de la peseta en el SME para evitar estar en la 'segunda velocidad' europea

El gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, aprovechó ayer su primera comparecencia oficial ante el Parlamento para explicar las decisiones adoptadas durante la crisis cambiaría de las últimas semanas. Rojo justificó la decisión de devaluar la peseta y mantenerla dentro del Sistema Monetario Europeo (SME), "para tener voz y voto en las reformas del Sistema y evitar que se puedan introducir por la puerta de atrás elementos que perjudiquen a los países más pobres". Explicaba así que se trató de una decisión política para evitar que España pudiera estar en la segunda velocidad europea.La intervención del gobernador ante la Comisión de Presupuestos fue radicalmente opuesta a la de sus compañeros. Mientras que Antonio Zabalza y Pedro Pérez tuvieron que hacer frente a las críticas de la oposición de derecha e izquierda, Rojo fue escuchado por todos los diputados presentes con una clara intención de enterarse de lo que había sucedido en Europa en las últimas semanas. El profesor se ocupó, además, de que así fuera, al elegir el envío por escrito de las respuestas al representante popular. Luego lanzó, durante cerca de 40 minutos, los mensajes que traía preparados, sin importarle las preguntas.

Al margen de algunas apreciaciones sobre política monetaria, o leves diferencias de estimación del Banco de España respecto al cuadro macroeconómico de Carlos Solchaga, Rojo criticó veladamente la actitud de franceses y alemanes durante la crisis, llamó la atención sobre el desastre que traería consigo el incumplimiento del proceso de unión monetaria, renegó repetidamente de la Europa a dos velocidades -"equivale a falsear el espíritu de Maastricht", afirmó-, lamentó las decisiones de Italia y Reino Unido de salirse del SME y, en definitiva, justificó todas las decisiones tomadas por la Administración española.

Respecto a las raíces de lo que denominó "turbamulta" monetaria de las últimas semanas, el gobernador explicó que "el SME estaba desde hace dos años en una situación de fragilidad, por los problemas originados por reunificación de Alemania, la recesión mundial y la liberalización plena de los movimientos de capital". Más tarde llegó a decir que el SME estaba en "una situación de debilidad, si no de quiebra".

Insistió en que se trataba de un profundo problema político, que salió a la superficie tras el no danés a Maastricht y "sobre todo tras la imposibilidad de acuerdo colectivo en la cumbre de Bath, que supusiera un reajuste de paridades y tipos de interés en Europa". A su juicio, esa falta de acuerdo político "'desató las fuerzas del mercado" y provocó la caída en picado de la libra esterlina y la lira italiana, y la fuerte presión sobre la peseta y el franco francés. Rojo explicó que la moneda francesa no se hubiera mantenido sin la ayuda "ilimitada" del Bundesbank (banco central alemán), "que llegó a prestar 32.000 millones de dólares al Banco de Francia en sólo cuatro días". Sus comentarios dejaron entrever una crítica a la actitud de ambos países respecto al resto de los estados de la CE.

El gobernador del Banco de España añadió que ante la creciente situación de inestabilidad y las medidas adoptadas por algunos países, "España devalúa la peseta en una decisión más política que económica". A su juicio, seguir el ejemplo de Italia y Reino Unido de abandonar el SME y dejar flotar la peseta "hubiera sido muy arriesgado".

Defendió, por último, las restricciones adoptadas -las calificó de "impuestos" contra los especuladores-, ante la presión a que se vio sometida la peseta esos días. "Solamente el día 22 de septiembre", dijo, "tuvimos que vender más de 4.200 millones de marcos para mantener la peseta".

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