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Una multitud llora por el accidente de Amsterdam

Isabel Ferrer

Notas fúnebres extraídas de timbales e instrumentos de percusión y música de espirituales negros abrieron ayer por la tarde en Amsterdam la ceremonia de duelo en recuerdo de las víctimas del accidente aéreo ocurrido el pasado 4 de octubre en el barrio de Bijlmermeer, en la capital holandesa. Por la mañana, unos 30.000 holandeses depositaron numerosas coronas de flores frente a los dos edificios contra los que se estrelló un avión israelí de carga de la compañía El AI. La última lista de muertos y desaparecidos ronda el centenar, aunque nunca se conocerá el número exacto.

"Nunca sabremos cuántos perecieron exactamente", reconoció Erik, Nordholt, comisario jefe de la ciudad. La jornada de duelo comenzó a las 11.15 horas. Más de 30.000 silenciosas personas, llegadas de todos los extremos de Holanda, respondieron a la llamada realizada por el Ed van Thijn, alcalde de Amsterdam.La máxima autoridad municipal los había convocado para emprender "uno de los viajes más dolorosos de nuestras vidas". Él mismo encabezó un solemne y mudo recorrido bañado por la lluvia y roto sólo por los cánticos intermitentes de grupos corales procedentes de Ghana y por el llanto y los lamentos de numerosos familiares de los fallecidos deshechos por el dolor.

Policías en uniforme de gala, bomberos y equipos de rescate con sus cascos naranja y verde formaron también parte del cortejo fúnebre. No hubo discursos ni lecturas. Tan sólo el toque de silencio de un trompeta de la Policía Municipal y los acordes del tambor que le acompañaba. La comitiva, donde destacaban globos negros y blancos y las cintas rojas de los cantantes de Ghana, se disolvió luego. Las vallas que protegían el acceso a los dos edificios siniestrados quedaron sembradas de flores.

Algunos de los presentes accedieron a hablar. Una mujer joven dijo que el avión siniestrado se convirtió en una tumba para sus dos hermanas y sus sobrinas. "Sólo el cadáver de una de las niñas ha podido ser hallado", concluyó.

Una antropóloga surinamesa pidió por su parte que Bijlmermeer no sea señalado como un foco de conflictos y criminalidad. "Es más justo pensar que devuelve una dolorosa imagen de las contradicciones de la sociedad holandesa y de la propia Amsterdam", añadió. El barrió suma el mayor índice de extranjeros en paro de todo-el país.

A la sala Amstel de la Feria de Muestras acudieron por la tarde el primer ministro, Ruud Lubbers, y varios miembros de su Gabinete, así como el príncipe heredero, Willem-Alexander, y su abuela, la ex reina Juliana. Ronald Venetiaan, presidente de Surinam, y su homóloga de las Antillas ex holandesas, Liberia Peters, recordaron también a las víctimas.

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Problemas de inmigrantes

Esta última arrancó los únicos aplausos de la jornada después de pedir valor a los familiares en papiamento, la lengua antillana. Buena parte de los muertos y desaparecidos el pasado 4 de octubre procedían de las antiguas colonias holandesas en América. El barrio de Bijlmermeer donde vivían cuenta con habitantes de 36 nacionalidades distintas. Muchos de los vecinos han dicho que no desean regresar y prefieren una casa en otro lugar. Otros se quejaron ayer de la situación del barrio."Llevan años pensando que tienen que mejorarlo, pero ha hecho falta una catástrofe para que saliéramos en todas partes", murmuraba un joven antillano con una corona de flores morada y blanca en las manos. Surinameses, antillanos, ghaneses, turcos y paquistaníes figuran entre las comunidades nacionales más afectadas por el accidente.

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