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Entrevista:

"El V Centenario ha servido para poner a España en su sitio"

El V Centenario del Descubrimiento de América "ha puesto a España en su sitio", afirma, Luis Yáñez, presidente de la sociedad estatal para esta conmemoración. La celebración hoy de aquella fecha histórica culmina una década de esfuerzos que han hecho de 1992 "el año de España". Las relaciones con Latinoamérica han experimentado "un salto irreversible" y los dos billones de pesetas gastados han servido, según Yáñez, "para dar prioridad a proyectos como el Hispasat o el AVE, que había que realizar en cualquier caso".

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La celebración del V Centenario es uno de los proyectos más cuidados por el Gobierno Socialista, que marca una década de inversiones destinadas a subrayar una imagen de modernidad y un protagonismo de España en la escena internacional. Luis Yáñez, el hombre designado al frente de la comisión nacional y de la sociedad estatal del V Centenario, amigo desde la juventud de Felipe González y Alfonso Guerra, admite que en su designación "algo debió influir el contar con la confianza del núcleo dirigente del PSOE".A partir del 31 de diciembre cuando acabe su mandato se retirará "unas meses del escaparate" y volverá a ocuparse de tareas del partido. Luego, acaso será nombrado en otro puesto relevante, pero Yáñez jura que jamás volverá a presentarse como candidato a alcalde de Sevilla. Aquella derrota electoral le ha marcado como un estigma. "Esa experiencia no la volveré a repetir, porque yo no sirvo para eso", afirma.

Pregunta. Hoy culmina un año de celebraciones y una década de preparación del V Centenario ¿Si tuviera que defenderlo, qué diría a su favor?

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Respuesta. Dos cosas. En primer lugar, que la estrategia que España diseñó a principios de los ochenta se ha cumplido ampliamente, sobre todo en un doble objetivo: en la profundización de la Comunidad Iberoamericana de Naciones y en la proyección de la imagen de España en el mundo. El V Centenario ha puesto a España en su sitio, y 1992 casi se resumiría en un eslogan creado desde fuera y utilizado desde Japón a Estados Unidos: "El año de España". El triunfo de esta estrategia, que está incluso escrita y publicada desde 1983, es lo que nos hace estimar el balance como muy positivo.

P. ¿Y cuánto ha costado el esfuerzo de la década?

R. Desde el punto de vista de la sociedad estatal, el esfuerzo público no ha sido mucho, 11.000 millones. De cada peseta de ese esfuerzo público hemos movilizado, vía ley de beneficios fiscales y financieros, tres o cuatro pesetas más del sector privado. En este dinero no incluyo la Exposición Universal ni las partidas de cooperación. Depende de lo que se hable al cifrar el esfuerzo de la década. A bote pronto, parece ría excesivo que una conmemoración costara dos billones de pesetas, pero tienes que explicar que el AVE o las autovías se han hecho con el esfuerzo del 92, que esto ha servido para acelerar los plazos y para dar prioridad a un esfuerzo que había que realizar en cualquier caso. Hay un dato muy significativo en Andalucía: en 1983 había 80 kilómetros de autopista o autovía, y en 1992 hay 2.000 kilómetros.

"Futuro irreversible"

P. ¿Pero no le da rabia que "el año de España" para la gran mayoría se reduzca a los Juegos Olímpicos y la Expo?

R. No, porque siempre he concebido el V Centenario como un arco de bóveda que incluía muchas cosas. Los Juegos Olímpicos se consiguen en 1986 porque en 1992 se celebraba el V Centenario. Y no digamos la Expo, que es un programa del V Centenario. Han sido los buques insignia, la proyección espectacular hacia fuera y que constituían a la vez la prueba de fuego de si España era capaz de organizar a la vez dos acontecimientos de esa naturaleza y que además salieran bien.

P. Sin ánimo de hacer las cuentas del Gran Capitán, ¿puede improvisar un breve inventario?

R. Lo más destacado es la cumbre iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno, institucionalizada, que forma parte de un entramado de futuro y en gran parte irreversible. Luego hay que citar Hispasat, un esfuerzo de telecomunicación que España debía hacer, y el 92 ha servido de elemento dinamizador para hacerlo; el Instituto Cervantes, que todo el mundo dice que había que haberlo hecho en el pasado, pues se ha hecho ahora, o la Casa de América. Y además está la Biblioteca V Centenario, que ha editado más de 1.100 títulos, o el esfuerzo audiovisual, con más de 40 documentales, series de televisión, películas, las muestras musicales o las numerosas exposiciones visitadas por 10 millones de personas...

P. Al final parece que todo ha salido bien, pero cuente qué fallos ha cometido en 10 años.

R. Se han producido dos errores de aproximación Uno, que tardamos mucho en poder transmitir la idea de que la conmemoración para España no era una celebración triunfalista para mayor gloria de nuestro pasado, lo cual produjo equívocos y malestar. El segundo fallo fue no haber sabido deshacer pronto la idea de que España no era un país rico y que no iba a actuar como una especie de Papá Noel repartiendo regalos.

P. ¿Y no cita el hundimiento de la nao Victoria el día de su botadura hace casi un año?

R. Se podría hacer una frase bonita: la nave llegó a buen puerto. A pesar de aquel accidente, todo ha ido mucho mejor de lo que los agoreros pronosticaron.

P. ¿Pero es consciente de que figura en la estantería de los personajes gafe?

R. Tengo la absoluta seguridad de que es una campaña montada por algunos. ¿El objetivo?: destruir una personalidad cercana al mundo del poder. Toda persona próxima a Felipe González ha recibido estos años algún ataque.

P. Al principio España vendió la idea del descubrimiento y luego hubo que corregir el rumbo para definirla como la conmemoración del encuentro...

R. No. España le ha llamado descubrimiento desde el principio, y sigue llamándola. México planteó este tema y al final se llegó a una solución ecléctica, que era llamarla de las dos maneras.

P. ¿Qué se ha hecho para incorporar a Cuba cuando el Gobierno se había mostrado muy crítico con el régimen de Fidel Castro?

R. La crisis de las embajadas fue un momento especialmente agudo y una situación en la que se daba un triple problema que se resolvió. México, por su discurso indigenista; Cuba, por su ideología, y Brasil y Portugal, por razones lingüísticas diferenciadas, eran cuatro países enormemente reticentes a incorporarse a esta conmemoración. Se logró porque hemos consensuado la filosofia de la conmemoración: no era triunfalista, ni españolista; no se retrotraía al pasado, sino que tenía una proyección de futuro, y cuarto, tenía un enfoque político de construcción de la Comunidad Iberoamericana de Naciones. Eso sí ha sido un éxito político y diplomático. En medio ha habido incidentes de recorrido, y con Cuba, el tema más delicado, se logró poner en marcha un proceso de acercamiento, aunque, como es lógico, se mantienen unas diferencias acordadas con lealtad dentro de la discrepancia.

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